Más Información
Tras liberación de Machado, embajada en Venezuela atenta a mexicanos; pide comunicarse ante “cualquier emergencia”
General Guardado listo para representar a México en misión de la ONU; es el primer mexicano jefe de Observadores Militares
SCJN no se pronuncia sobre suspensión de elección judicial del Comité del PJF; “únicamente tomamos conocimiento”, explica
Taddei anuncia ampliación presupuestal para elección judicial tras reunión con Sheinbaum; busca más de mil mdp
Ya está disponible Archivo Histórico de Compranet para consulta pública; alberga más de 6.7 millones de documentos
La última vez que Kansai Yamamoto fue noticia mundial fue hace poco más de un año, cuando la muerte de su cliente más famoso hizo que la prensa lo mencionara brevemente en los obituarios de David Bowie. Previo a eso, el creativo causó sensación internacional por última vez en los años setenta.
Antes, el concepto de moda japonesa no tenía el contexto vanguardista que le confirieron marcas como Sacai y Comme Des Garçons y para muchos solamente representaba el exotismo de los kimonos y el teatro kabuki. Pero hace unos días, una nueva generación conoció el talento del artista gracias a la intervención de Nicolas Ghesquière, director creativo de Louis Vuitton. Para su colección Crucero 2018, Ghesquière reclutó a Yamamoto para la creación de prendas y accesorios con motivos inspirados en el arte tradicional japonés .
La esencia de un maestro
Antes de diseñar algunas de las prendas más icónicas en la historia del rock, su pri- mer contacto con la moda vino por parte de su padre, quien se desempeñó como sastre. Pero no persiguió una de sus pasiones de manera inmediata, pues se graduó como ingeniero y solo hasta 1967 ingresó al Bunka Fashion College de Tokio. Años después, la institución alcanzaría un prestigio mundial por formarlo a él, Kenzo Takada, Junya Watanabe y Yohji Yamamoto.
La sociedad japonesa difirió desde un principio con la filosofía de diseño de Yamamoto. “Me consideraban excéntrico y rechazaron mis propuestas. Cuando me fui a Londres, la reacción fue totalmente distinta: la gente se entusiasmó y me hizo sentir inmediatamente en casa”, declaró a Schön Magazine.
La llegada del creativo a Londres, en 1971, coincidió con un periodo muy fértil en la cultura británica, en el que la juventud tomó el control de la música, la moda y el cine. Artistas emergentes como Bowie estaban dispuestos a tomar riesgos para contribuir a su imagen y, en algunos casos, a la narrativa de sus discos. Para el Ziggy Stardust Tour (1972-1973), Bowie eligió algunos jumpsuits en tejido de punto, con lentejuelas bordadas o con diferentes prints inspirados en el kabuki.