Los cambios en la manera de llevar algunas prendas clásicas cada vez son más comunes en la industria de la moda.  En los últimos años, por ejemplo, el estilo deportivo llegó hasta lo más formal: llevar traje con sneakers, por ejemplo, ya no es un pecado. Por eso el giro que la sastrería ha experimentado en los últimos años tampoco es sorprendente. Sin embargo, se ha llevado a cabo de una manera gradual y discreta. Esta transformación no tiene que ver con las siluetas —el corte slim fit es el favorito de muchas firmas desde hace algunos años—, sino con los patrones y las texturas.


UN TOQUE CLÁSICO


El traje masculino contemporáneo no ha variado mucho desde finales del siglo XIX, aunque las piezas que se llevan en la actualidad son en realidad prendas que en aquella época se consideraban deportivas o casuales. Prendas como el frac, el sombrero de copa y el bastón eran indispensables para el caballero de la era victoriana, pero su uso fue haciéndose cada vez menos común luego de la Primera Guerra Mundial.


En los años 20 comenzó una revolución en el vestir, pues se popularizaron piezas con patrones como cuadros y rayas, y se incluyeron cortes más amplios y cómodos en los atuendos diarios del hombre. La corbata también evolucionó  y su diseño se acercó un poco a su versión contemporánea: larga y confeccionada en seda lisa o con prints clásicos como rayas diagonales.
Tiempo después, la paleta de colores volvió a ser sobria, y esto se repitió durante los siguientes 50 años. En los 70 y 80, todo cambió de nuevo: aparecieron colores y estampados llamativos, fibras como el poliéster y un juego con las proporciones que provocó asombro en su tiempo.


La revolución de la sastrería actual no llega a los extremos de esa época, pero el cambio es visible:  de nueva cuenta surgen  alternativas a la camisa blanca o azul e incluso algunos acabados de las telas han cambiado para dar una apariencia totalmente distinta a quien porta el traje. Un ejemplo de esto son las camisas y corbatas con polka dots, rayas y cuadros. A diferencia de hace tres décadas, estos patrones son discretos y se inspiran en los archivos de algunas firmas francesas e italianas con fama mundial.


Los accesorios también contribuyen a dar ese aire despreocupado al traje. Piezas como porta folios minimalistas, pañuelos con prints extravagantes y slippers u otros zapatos clásicos llevados sin calcetines —o con motivos muy coloridos— son un giro que puedes aprovechar si aún no te animas a integrar los patrones coloridos a tu armario. Cabe señalar que estos cambios son más aceptados en algunos ambientes, por lo que te recomendamos integrar algunos de éstos con cautela en ocasiones que ameriten un código de vestuario muy estricto.


Los materiales también han evolucionado y esto permite que puedas sentirte cómodo durante todo el día. Fibras como la lana tropical, por ejemplo, se usan cada vez más, lo cual garantiza frescura durante todo el día. Otras tienen una mayor resistencia a las arrugas y hay fibras que dan un toque de elasticidad.


Quizá no podrás correr como James Bond o algún otro héroe de acción, pero  la nueva cara de la sastrería te hará lucir impecable sin restringir tus movimientos. Y para probarlo, creamos algunos looks para divertirte con estilo. Muchos de ellos parten de una paleta conservadora, por lo que también puedes tomarlos como referencia si quieres actualizar un traje en tu guardarropa o probar algo distinto. La clave, como en muchos aspectos de la moda, es la actitud.


Modelo: YANES PARA QUETA ROJAS | Maquillaje y peinado: ADISSON ÁLVAREZ |
Producción: ALAN CARRANZA |
Coordinación de moda: GINA ORTEGA  |
Agradecemos a Bolerama Coyoacán por las facilidades otorgadas para esta sesión

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