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Durante las primeras décadas del siglo XX, los lentes de sol eran el símbolo del glamour instantáneo y evocaban frecuentemente a estrellas cinematográficas o al jet set. Sin embargo, este producto pocas veces había tenido una connotación de lujo tan grande como la que plantea la casa italiana Bottega Veneta a través de su colección Felis.
Tomas Maier, director creativo de la casa, buscó combinar dos conceptos que han destacado con frecuencia en sus colecciones: los lentes de acetato al estilo cat eye —Felis es el nombre en latín de la familia de los felinos— y el patrón intrecciato, mismo que, por su manera única de transformar listones de cuero en una textura práctica y elegante, logró diferenciar a la casa desde su fundación en 1966 y convirtió sus bolsos y otros accesorios en productos de culto.
Y aunque en este caso el patrón trenzado es de acetato y luce sólo en la parte superior de las gafas, el proceso respeta los mismos requerimientos artesanales que cualquiera de las piezas ofrecidas por la firma. Cada listón se moldea, trenza y pega a mano sobre los lentes.
Esta reverencia hacia los procesos artesanales es lo que ha convertido a esta casa italiana en un éxito de ventas. Los diseños de Maier son fáciles de distinguir entre los conocedores del mercado del lujo aunque carezcan de emblemas visibles y han sido elegidos con frecuencia por estrellas como Sandra Bullock, Salma Hayek y Nicole Kid man para destacar en ceremonias como los Óscar o los Globos de Oro. Por ello, la discreción y elegancia que ha distinguido a la casa durante cinco décadas también hace eco en estos lentes: el único rastro que dejan acerca de la importancia de su origen se muestra a través de dos placas, mismas que están atornilladas en el interior de las patillas, en las que se informa de la firma y del número en cada uno de los exclusivos 500 ejemplares distribuidos a nivel internacional.