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Especialistas de la UNAM y arqueólogos del INAH confirmaron la existencia de una tercera estructura en el interior de la pirámide de Kukulkán (también conocida como El Castillo), en Chichén Itzá.

Se trata de una pequeña pirámide de unos 10 metros de alto con una base de 30 metros, edificada entre los años 550 y 800 d. C, la etapa más temprana de esta antigua ciudad maya.

Según la arqueóloga Denisse Argote, “sería una de las primeras estructuras de este asentamiento como ciudad monumental”.

Chichén Itzá: Hallan una nueva pirámide
Chichén Itzá: Hallan una nueva pirámide

En entrevista con este diario, la investigadora del INAH explicó que esta pequeña pirámide se encuentra dentro de la subestructura donde en los años 30 se halló un Chac Mol y un jaguar rojo. Se trata, dijo, de un hallazgo inédito, ya que hasta ahora no había ningún dato reportado sobre su existencia.

Según la arqueóloga, al igual que otros sitios arqueológicos prehispánicos, la pirámide recién descubierta, así como las construcciones de la urbe, fueron cubiertas durante una segunda etapa habitacional, entre los años 800 y 1,000 d.C.; en los años 1,050 y 1,300 d.C se desarrolló la tercera etapa, que es la actualmente está visible, es decir, la gran estructura de El Castillo.

Estas fases constructivas, aseveró la arqueóloga del INAH, se deben a varios factores, "desde la renovación en los grupos de poder hasta el deterioro natural de los edificios, sin embargo, los constructores se limitaban a rellenar y cubrir los templos antiguos ya que, justamente, se trataba de lugares sagrados que no podían destruirse pues eran necesarios para mantener el contacto con sus mundos espirituales”.

René Chávez Segura, del Instituto de Geofísica, comentó que para la identificación de esta pequeña estructura utilizaron una metodología y tecnología desarrollada por ellos mismos, la cual consistió en una exploración geofísica mediante detectores eléctricos que se colocaron alrededor de la pirámide.

Fue a partir de estos estudios que también se pudo identificar que la está construida sobre una oquedad, es decir, un cuerpo de agua o un cenote.

Por la ubicación de esta tercera pirámide en relación con ese cenote, los especialistas infieren que los primeros habitantes de la ciudad conocían la existencia de dicho cuerpo de agua, “al cual no únicamente veían como elemento clave para su subsistencia agrícola, sino como una representación cosmogónica del origen de la vida y, a la vez, del inframundo”.

“Lo que nos ha llamado mucho la atención es que está un poco más dirigida hacia el cenote, lo cual podría indicar que los mayas que construyeron esa primera estructura ya sabían que existía este cenote u oquedad, así como los que construyeron la siguiente estructura. Pero lo que yo me atrevo a sugerir es que los que construyeron la actual pirámide (la del Kukulkán) la movieron un poco, especialmente para evitar algún problema de colapso”, comentó Chávez Segura, quien lidera este proyecto.

Hasta ahora, explicó la arqueóloga Argote, no se ha hecho ningún proyecto de excavación arqueológica en el interior de la pirámide para conocer más de cerca el cenote y esta tercera pirámide, pero confían que estos análisis incentiven la creación de una investigación especial. Comentó que para lograr una excavación en el interior de la pirámide se podría utilizar un túnel que fue abierto en los años 30.

En este equipo de trabajo también participan los investigadores Gerardo Cifuentes Nava y Esteban Hernández Quintero, del Instituto de Geofísica, así como Andrés Tejero Andrade, de la Facultad de Ingeniería de la UNAM.

De acuerdo con los investigadores, la metodología utilizada para este estudio consistió en el uso de electrodos planos para ver al interior y en el subsuelo del edificio. Destacaron que se trata de un proceso totalmente nuevo dentro de la geofísica, no sólo en México, sino en el mundo.

Para ver el gráfico del proyecto .

nrv

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