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Las momias de la Cultura Chinchorro, consideradas las más antiguas del mundo, podrían ser declaradas en el futuro como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco, informaron hoy fuentes universitarias.
La Universidad de Tarapacá lidera desde hace unos años los esfuerzos para que las momias sean protegidas y preservadas en forma adecuada, además de “puestas en valor” en los mismos lugares de los hallazgos en “museos de sitio” gracias a iniciativas que podrían ser de carácter público-privadas.
Su eventual declaración como Patrimonio Cultural de la Humanidad por parte de la Unesco, lo que se encuentra en trámite desde hace algunos años, permitiría a las autoridades universitarias y del Estado chileno proteger de mejor forma las momias y difundir a nivel local e internacional la existencia de ellas.
Los integrantes de la Cultura Chinchorro vivieron en el norte chileno y el sur peruano y fueron los primeros habitantes que se establecieron en la costa del Desierto de Atacama, considerado el más seco del mundo.
En una conferencia de la Fundación Imagen de Chile, el doctor Bernardo Arriaza, de la Universidad de Tarapacá, dijo a corresponsales extranjeros que se trata de momias artificiales únicas en el mundo y dos mil años más antiguas que las egipcias.
Arriaza añadió que “la Cultura Chinchorro y sus complejas momias son únicas en América y son representaciones artísticas de las tempranas poblaciones costeras del norte de Chile”.
“Los Chinchorro transformaron a sus muertos en verdaderas obras de arte. Tenían una cosmovisión muy compleja en torno a la vida y la muerte. Las primeras momias encontradas son de fetos y recién nacidos fechadas cinco mil años antes de Cristo”, indicó.
Señaló que “uno de los aspectos significativos de Chinchorro y sus procesos de momificación es su extensión en el tiempo: son tres mil 500 años de momificación ininterrumpida con cientos de generaciones reproduciendo esta práctica cultural y ritual”.
“La inigualable preservación de momias, artefactos y el paisaje natural presentan una oportunidad única para crear parques arqueológicos y potenciar el turismo de intereses especiales” en la zona norte de Chile, comentó.
Las primeras momias Chinchorro se descubrieron entre 1917 y 1919 en lugares del norte chileno, como Camarones, y en forma posterior en el Morro de Arica, emblemático cerro de esa ciudad distante dos mil 075 kilómetros al norte de Santiago.
Arriaza precisó que el gran aporte de los habitantes de Chinchorro, quienes eran cazadores, pescadores y recolectores, fue la complejidad para “transformar un cuerpo sin vida en una verdadera obra de arte”.
El experto clasificó los hallazgos en Momias Negras (5.000-3.000 antes de Cristo), Momias Rojas (2.500-2.000 antes de Cristo) y las Momias con Vendajes (2.000 antes de Cristo).
El proceso de momificación en el caso de las más antiguas comenzaba con la remoción de la piel y los músculos hasta dejar sólo el esqueleto, el que era fortificado con maderas y fibra vegetal.
Luego se incluía una capa de arcilla para otorgar forma al cuerpo, junto con ojos y boca. La cabeza, en tanto, era adornada con una máscara facial y una peluca de pelo humano negro y corto.
Los lugares donde fueron descubiertas las momias Chinchorro dejaron de ser excavados en 1983, ello luego que, en el transcurso de varias décadas, fueran encontradas 300 de ellas, las que se encuentran repartidas en museos e instalaciones universitarias de Chile y el mundo.
nrv