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A un metro y medio bajo tierra, en el suelo del viejo Acapulco descansan testimonios del trajín del que fuera el puerto mercantil más importante y cosmopolita del imperio español, como lo revelan miles de fragmentos de porcelana china recuperados por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
En una calle contigua a la catedral de Acapulco, en los perfiles de una zanja que en breve contendrá un nuevo sistema hidráulico, eléctrico y de cableado de telecomunicaciones, sobresalieron pedazos de finas vajillas que viajaron a bordo del Galeón de Manila pero que nunca llegaron a su destino.
El doctor Roberto Junco, investigador de la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS) del INAH, dijo que los fragmentos de porcelana hallados dentro de la excavación pertenecieron a los cargamentos que llegaron hacia fines del siglo XVI y las primeras décadas del XVII, cuando en Acapulco atracaron los primeros galeones de Manila, en algunas ocasiones amenazados por piratas holandeses.
Entre enero y febrero, en lo que ahora se conoce como el Acapulco viejo, se realizaba la Feria de Acapulco que atraía a mercaderes del interior de la Nueva España para surtirse de las especias, alimentos y mercancías que meses atrás habían sido embarcados en Filipinas.
El arqueólogo detalló que los tazones de arroz, tazas, platos y platones que terminaron en añicos fueron elaborados en tiempos de Wanli, decimotercer emperador de la dinastía Ming, quien mantuvo el dominio de China durante casi 50 años, de 1572 a 1620.
En los diseños que decoran los restos de la cerámica sobresalen representaciones de pequeños pájaros silvestres, coleópteros, cisnes sobre espejos de agua, aves fénix y venados. Los fragmentos de vajillas provienen de Zhangzhou, capital de la provincia de Fujian, en el centro-sur de China, y también de Jingdezhen, provincia de Jiangxi, nombrada “Capital de la porcelana” por tener una tradición de más de mil 700 años en la elaboración de ésta.
También se recuperaron fragmentos de porcelana china de las dinastías Ming y Qing, su menor presencia hace suponer a los arqueólogos del INAH que esta cerámica debió ser de uso exclusivo de los mandos y administrativos de la fortaleza.
nrv