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cultura@eluniversal.com.mx
En 2009, México ocupó los primeros espacios de los medios de comunicación internacionales a consecuencia de la pandemia originada por la Influenza virus A, mejor conocido como AH1N1. Ante esto, en 2010, la escultora Yvonne Domenge creo su obra titulada Virus de la Influenza AH1N1, por encargo del entonces rector de la UNAM, José Narro, para el Instituto de Investigaciones Biomédicas.
“Yo quería que la gente viera cómo era la forma de ese virus. No como homenaje sino que la intención era que tuvieran en su cabeza la forma del virus, que es bastante feo cuando, en general, los virus son preciosos. A éste, como muta, le puse resortes. Ahí está, tal vez como un recuerdo de algo que vivimos los mexicanos, como parte de nuestra historia”, especificó la artista.
Como reconocimiento, el Instituto Politécnico Nacional presentará la exposición Yvonne Domenge. Homenaje. en el marco del 80 aniversario de la casa de estudios. En entrevista, la multigalardonada creadora nos permitió observar un poco más de su obra.
Ante la pregunta “¿Qué significa para usted exponer en el IPN?”, la maestra dijo con un ademán de agrado: “Me recuerda toda mi trayectoria. Yo he admirado al Poli. Mi primera exposición la hice en el campus de Lomas Hipódromo (Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura, ESIA), hace 20 años. He dado conferencias. Siempre he estado muy cerca”.
Asimismo enfatizó: “Hubo una cosa que me llamó la atención especialmente, los de esta universidad (IPN) me pusieron atención, les interesó mi mundo fantástico. Desde ahí me enganché a hacer lo que me pidieran, porque no todo el mundo tiene esas ganas de saber y compartir. Eso fue lo que me motivó a estar más con el Poli”.
Sobre la selección de las piezas de su exhibición, Domenge comentó que el curador del Centro Cultural Jaime Torres Bodet tuvo completa libertad para realizar este proceso. “Son las piezas que tenía accesibles, no quise pedirle prestado a ningún coleccionista, pertenecen a mi colección personal”.
La maestra habló sobre su participación en los festejos del 80 aniversario del Instituto Politécnico, “me siento muy privilegiada, contenta. Imagínate, compartir lo mío ahora que ya cumplí 70 años y ellos cumplen 80. Es como si fuéramos paralelamente testigos”. Agregó que no espera ninguna respuesta en especial del público politécnico, “yo se los ofrezco con mucho cariño, con mucho gusto, con toda una trayectoria ya muy madura. Lo que sientan, me da gusto. Lo que se lleve cada uno, me da gusto, y si no se llevan nada, también tienen esa libertad”.
Lo característico del trabajo de Domenge es la disciplina, el amor, la pasión, el orden y la investigación. “No todo lo sabemos. Si te interesa un tema, hay que estudiarlo a fondo para hacerlo tuyo y poderlo realizar en escultura, o en lo que quieras. Yo estudié mucho, estudié los mandalas, estudié los laberintos, estudié las conchas. Hoy tengo una beca para estudiar los corales. Investigar en la vida y aprender es de los máximos tesoros que tenemos”, comentó la artista.
Entre los materiales que ha utilizado para sus piezas se encuentran la madera, el acero, las resinas, los polímeros, la piedra y hasta el hielo. En ellos mezcla las estructuras, la exactitud y la geometría, el resultado es un gran “orden matemático”. “Para mí, el orden es libertad. No hay manera de zafarte del orden matemático, es o no, es un pentágono, es la sección áurea de la esfera, siempre es”. También confesó que trabaja con lo que se deje, pues a ella le gusta “quitar”.
La escultora ha estudiado en instituciones como la Escuela de Outremont, en Canadá, y en la Escuela de Arte Corcoran, de Washington, en Estados Unidos.
“No importa dónde estudies, es cómo estudias, cuánto lees, cuánto aprendes, la pasión que le pones; no hay diferencia mayor que tu actitud”. Enfatizó su experiencia en el Corcoran, donde tuvo una maestra vietnamita que le enseñó a tener respeto por el material y que catalogó como “muy budista”, sin embargo, admitió que fue el lugar donde más feliz había sido.
La artista ha recibido diversos reconocimientos, como la membresía honoraria de las Academias de Ciencias, Letras y Artes de Francia y Bélgica y la medalla dorada otorgada por el Concurso de escultura para paisaje olímpico, en Beijing, China; fue ganadora de la Bienal Internacional de Escultura Toyamura, Abutagun Hokkaido, en Japón, representó a México en una exposición del Salón de Bellas Artes, del Museo de Louvre, en París, Francia; y fue la primera mujer en el Millenium Park, de Chicago, por lo que se ve a sí misma como “embajadora de México”, además, señaló que siempre firma como “Domenge, México”.
La artista confesó que sus creaciones se aprecian más en Europa, Canadá y Estados Unidos.
En México ha realizado esculturas que se pueden admirar en la UNAM, la UAM, el Palacio Nacional, las Lomas de Angelópolis de Puebla y el Instituto de Investigaciones Nucleares del Estado de México. Al ser cuestionada sobre qué lugar le agradaría para su obra, dijo: “En una glorietota, en la de Butros-Ghali. Ahí me encantaría poner una pieza”.
Acerca de sus metas, Yvonne Domenge remarcó que lo que busca es que el observador se sienta parte de la belleza artística y que le tiene sin cuidado la cantidad de gente que la vea.
La exposición Yvonne Domenge. Homenaje constará de cerca de 150 piezas, entre esculturas, maquetas, fotografías, dibujos y piezas de joyería. Estará abierta al público en el vestíbulo A del Centro Cultural Jaime Torres Bodet de la Unidad Zacatenco desde ayer y hasta el 14 de octubre próximo.