Las termas romanas de Caracalla muestran desde ayer parte del mosaico restaurado del suelo de su gimnasio, construido hace casi dos milenios y enterrado desde hace más de 40 años, que exhibe una particular decoración geométrica.
Se trata de una composición que está entre los mosaicos "más importante del mundo", explicó la directora de las antiguas termas del emperador romano Caracalla (211-217 d.C".), Marina Piranomonte.
El mosaico, que está al aire libre, estaba cubierto de tierra para protegerlo del deterioro y desde hace más de 40 años había permanecido "abandonado y olvidado", comentó Piranomonte, que añadió que, de no haberlo restaurado, "se habría perdido para siempre".
Destaca por su diseño "innovador", con la particularidad de estar compuesto por decoración con formas geométricas, a diferencia de los clásicos mosaicos romanos con decoración figurativa.
La responsable relató además que los que hoy se pueden ver en las termas son los que fueron "copiados" en la antigüedad para decorar pavimentos de villas romanas y otras construcciones.
Las termas de Caracalla, detalló Piranomonte, eran "las más bellas y ricas" de la antigüedad, por lo que los suelos "debían ser bonitos también".
Los mosaicos de los pavimentos eran "el culmen de la riqueza de una terma imperial" y se construyeron con mármol procedente de todos los rincones del imperio, desde Esparta a Túnez o Grecia.
Para su construcción, por orden el emperador Caracalla, que "no se contentaba" con el también opulento mármol blanco de Carrara, el puerto romano de Ostia se llenó durante 4 años, del 212 d.C. al 216 d.C. de naves cargadas de mármol y cientos de trabajadores.
Con el descubrimiento de este mosaico al aire libre se puede apreciar el contraste entre la grandiosidad de la arquitectura de las termas y el trabajo artesanal de los mosaicos construidos a mano pieza a pieza.
Los gimnasios y vestuarios de las termas, cubiertos bajo bóvedas de cañón o al aire libre, rodeados por pórticos de techo abovedado, tenían lujosos mosaicos en el suelo, sobre los que los romanos hacían ejercicio o practicaban la lucha libre.
Cuando terminaban el ejercicio se iban a las termas, uno de los complejos del mundo antiguo mejor conservados y más grandes, con capacidad para entre 6 mil y 8 mil personas.
Además de ser un lugar dedicado al bienestar y al baño y el cuidado del cuerpo, también fueron un espacio para el paseo y el estudio.
Conformaban un vasto recinto de 140 mil metros cuadrados que incluía los clásicos ambientes de baño: "frigidarium", para el agua fría, "tepidarium" para la templada y "caldarium" para la caliente, además de gimnasios, salas de reunión y estancias privadas.
Y también caminos que discurrían al aire libre entre la imponente arquitectura y zonas de vegetación, ahora copadas por los característicos pinos romanos.
El proyecto de restauración del mosaico, del que aún queda por terminar la segunda parte, ha sido posible gracias al mecenazgo privado, muy utilizado para la conservación de clásicos romanos como el Coliseo o la Fontana de Trevi.
En este caso, se ha realizado con la aportación de la firma Bulgari, que "se nutre mucho del arte y de la arquitectura única de Roma para crear colecciones de Joyas", afirmó el administrador delegado de la casa, Jean-Chiristophe Babin.
Los restos de las imponentes termas siguen muy presentes en la rutina romana, ya que desde 1937 son también el enclave estival del Teatro de la Ópera de Roma, con un escenario al aire libre que se ha convertido en punto de referencia para la lírica internacional.
Sobre él se ha podido ver, por ejemplo, a "Los tres Tenores" -Plácido Domingo, Josep Carreras y Luciano Pavarotti- en una extraordinaria actuación en 1990.
Dentro de un año, cuando los responsables planean que esté terminada la segunda fase de la restauración, "todos los mosaicos de las termas de Caracalla podrán estar visibles".
sc