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Después de ser sentenciado por tráfico ilegal de bienes arqueólogicos y de obtener su libertad condicional, el costarricence Leonardo Patterson, acusado de fraude por vender una falsa cabeza olmeca, parece estar tranquilo en Munich, Alemania.
En un artículo publicado en la revista alemana Der Spiegel, Patterson cuenta cómo colaboró con una red de intermediarios para comprar y sacar, de manera ilegal, diversas piezas arqueológicas de México, país al que le debe unas 691 piezas, ahora incautadas en una bodega en Alemania.
De acuerdo con ese artículo, Patterson habría colaborado con “excavadores ilegales”, incluso sobornado a autoridades para poder sacar del país diversas piezas arqueológicas.
La entrevista, que cuenta la trayectoria de Patterson como supuesto tráficante de bienes culturales en países de América, habla de la creación de una nueva ley en Alemania que buscaría eliminar el comercio de objetos antiguos en ese país, medida con la que las autoridades mexicanas podrían tener más herramientas para reclamar la repatriación de los bienes culturales que ahora están incuatados por las autoridades alemanas.
Por ahora, las únicas piezas que el gobierno mexicano ha podido reclamar son un par de objetos de mandera, originarios de la zona de Veracruz. Patterson estuvo durante varios años bajo la lupa de las autoridades mexicanas y de otros países latinoamericanos por supuesto tráfico de piezas arqueológicas.
El costarrisence fue sentenciado en Alemania por el delito de fraude porque vendió una falsa cabeza olmeca. Esa pieza formaba parte de una colección de objetos arqueológicos de varios países latinoamericanos que Patterson dio a conocer en 1997 en una exposición en Santiago de Compostela, España, y que en 2008 trasladó clandestina e ilícitamente a Munich, Alemania, donde fue asegurado por autoridades locales.
De ese lote que asciende a más de mil piezas, especialistas mexicanos determinaron que 691 de ellas forman parte del patrimonio arqueológico mexicano, pero hasta ahora las autoridades mexicanas no han conseguido su restitución.
En 2013 fue detenido en una cárcel española a petición de una orden de la Interpol de Guatemala y Perú, dos años después, en 2015, fue sentenciado a libertad condicional durante un periodo de prueba de tres años, pero en caso de que no cumpla con los requisitos fijados por la justicia alemana, enfrentará un encarcelamiento de un año y tres meses.