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La humanidad no ha perdido la ciudad siria de Palmira ni otros vestigios milenarios que el Estado Islámico intenta hacer desaparecer, pues pueden ser reconstruidos, dijo el presidente del Museo del Louvre, Jean-Luc Martínez, autor de un informe sobre cómo salvaguardar el patrimonio de países en guerra.
"Frente a la gente que quiere destruir el pasado, nosotros proponemos construir el futuro. Trabajamos ya para el postconflicto", afirma en su despacho el historiador del arte y arqueólogo de origen español, en una entrevista.
"A escala humana, el tiempo de destrucción es muy limitado y Palmira es una ciudad de varios milenios. No van a ser dos o tres años de destrucción los que la borren. Eso no es posible", recalca.
Mientras llega el momento de actuar sobre el terreno, se puede preparar a distancia la reconstrucción, identificar las obras, hacer la lista de los archivos, reconstruir en 3D, abunda Martínez, consciente de que este trabajo "llevará su tiempo", por lo que, para ser eficaz, ha de inscribirse en un proyecto a largo plazo.
Entre tanto, recuerda, "Palmira vive ya fuera de Palmira". Hay una sala en el Louvre dedicada a esa ciudad Patrimonio de la Humanidad, dice el presidente de la pinacoteca más visitada del mundo, por la que pasan cada año más de nueve millones de personas.
"El dinero existe", y hay que reunirlo no en donaciones, sino en un "fondo de dotación mundial" cuyos intereses costeen los proyectos, explica al recordar que existen precedentes, como los palacios de San Petersburgo devastados en la II Guerra Mundial por el Ejército alemán, reconstruidos y redecorados gracias a archivos y vestigios.
En su informe, elaborado por un encargo del presidente francés, François Hollande, el pasado julio, cita trabajos de memoria similares ejecutados a mediados del siglo XX en Dresde (Alemania), Varsovia y Tokio.
Martínez entregó sus conclusiones al jefe de Estado el 9 de noviembre, apenas unos días antes de que el pasado viernes fuesen asesinadas en París y Saint Denis 129 personas.
En el contexto de la "implacable" guerra que Francia acaba de anunciar contra el EI, las 50 medidas que Martinez propugna ilustran cómo "de la misma manera que hace falta una coalición militar, hace falta crear una coalición internacional de expertos", solidarios con el patrimonio de los países en peligro.
Para ello, en los dos primeros de los cinco ejes de acción que propone, insta a que su país refuerce su compromiso en la protección del patrimonio y a que pueda lanzar un llamamiento solemne que movilice a la comunidad internacional. Siguen la lucha contra el tráfico ilegal, la necesidad de conservar la memoria de los sitios monumentales y reforzar la cooperación entre museos.
En su diagnóstico global, el documento examina los instrumentos adoptados en la ONU, la Unesco, La Haya y otras instancias para proteger el patrimonio en peligro y los fallos que permiten, por ejemplo, que el tráfico ilícito de obras de arte sea una fuente de financiación de EI.
Tras examinar país por país la "destrucción voluntaria del patrimonio sin precedentes en la historia reciente", de Camboya a Afganistán, Líbano, Irak, Libia, Yemen y Siria, sugiere cómo, cuándo y con qué medios protegerlo.
En la entrevista destaca la idea de crear "Museos Refugio" que protejan bienes de países en guerra a petición de un Estado soberano, como -recuerda- hizo el Gobierno republicano español en la Guerra Civil cuando pidió ayuda a Francia, y de "Museos de obras requisadas", mientras estas no pueden volver a sus países.
Propone, igualmente, detener las excavaciones ilegales, formar a especialistas de países en conflicto, al cuerpo militar, multiplicar exposiciones con obras robadas para darlas a conocer por todo el mundo y hacerlas así "invendibles", o elaborar una "lista negra de 'paraísos de la ocultación'" aplicada al patrimonio.
A escala europea, Martínez, que el martes próximo presentará su plan en Bruselas, en el Consejo de ministros de Cultura, urge a crear una única base de datos de bienes robados y a armonizar las legislaciones de los países miembros.
sc