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A 37 años de iniciados los trabajos del excavación del Proyecto del Templo Mayor, su director, el reconocido arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma (1940), aseguró que a la fecha han sido hallados en ese sitio prehispánico 80 mil objetos, siendo el más reciente, hace dos semanas, el del Huey Tzompantli, cuyos 35 cráneos serán sometidos a análisis.
En entrevista, Matos Moctezuma adelantó que los análisis al objeto dado a conocer el pasado 21 de agosto y situado justo debajo del predio ubicado en República de Guatemala número 24, a espaldas de la Catedral Metropolitana y a unos pasos del Centro Cultural de España (CCE), busca determinar a qué grupo prehispánico pertenecía.
El gran tzompantli es el más reciente (objeto) que hemos encontrado y se ubica debajo de una casa en la calle de Guatemala y lo que se ha visto es parte de una plataforma y después en su parte superior, los agujeros donde iban los postes en los que se encontraban los travesaños que cruzaban los temporales y parietales de los cráneos.
“Hemos encontrado hasta el momento 35 cráneos que serán analizados para saber a qué grupo prehispánico pertenecían, lo más seguro es que se trata se cautivos o esclavos que al final eran decapitados y su cráneo enviado a este basamento”, señaló el arqueólogo.
Al señalar que los trabajos continúan en el sitio prehispánico, Matos, quien desde 1987 dirige el Proyecto de Arqueología Urbana en la zona, hizo un recuento de la zona arqueológica del Templo Mayor.
“Seguimos excavado y hay que recordar que esta zona centro está situada en otra antigua ciudad que fue Tenochtitlan, de tal suerte que en donde escavemos algo va a salir”, dijo el experto para quien desde hace 37 años este sitio prehispánico ha dado de qué hablar al mundo con grandes hallazgos.
“Continuamos con nuestras excavaciones y no podemos asegurar qué va a salir, como por ejemplo el monolito de la Diosa Tlaltecuhtli que apareció en el 2006, de tal suerte que la arqueología da sorpresas; tenemos información de otros edificios que son factibles de ser localizados arqueológicamente”, reveló Matos sin dar más pormenores.
También expresó su confianza en que en el lugar donde fue hallado dicho monolito sea encontrado la tumba Ahuizotl, el octavo gobernante de la antigua Tenochtitlan.
“Podría darse el caso de que en algún recipiente u olla, pudieron haber sido colocados sus restos. El problema con los mexicas es que por lo general no hacían como los Mayas, que enterraban a sus gobernantes en tumbas o lápidas; aquí los incineraban y eso lo dificulta un poco.
“Sin embargo, en la zona se han encontrado más de 50 mil objetos debajo de la lápida de Tlaltecuhtli y pensamos que es la lápida mortuoria de Ahuizolt, pues todo parece indicar o guarda relación con el aspecto de la muerte, ojalá algún día aparezca algo evidente”, señaló el arqueólogo, para quien desde los inicios de los trabajos en Templo Mayor se han hallado unos 80 mil objetos.
Desde pequeñas cabecitas de barro hasta esculturas mayores complicadas en su elaboración.
“Desde que comenzaron las excavaciones en 1978, fuimos encontrando lo que fue primero: el Templo Mayor y después de una serie de edificios o partes de ellos que iban enriqueciendo el conocimiento de lo que era la parte ceremonial de la antigua Tenochtitlan.
“De esa manera, hemos ido avanzando a lo largo de 37 años y encontrando una serie de vestigios, con los cuales se va completando este panorama de lo que era esa parte central de la Ciudad”, indicó.
Mencionó que “coincidentemente existe un plano de Fray Bernardino de Sahagún del siglo XVI, en el que él describe un pequeño adoratorio, luego un tzompantli y un juego de pelota.
“Y quiero decir que todos estos edificios han sido encontrados por el proyecto del Templo Mayor y el Programa de Arqueología Urbana; por ejemplo, frente al Templo Mayor se ha localizado lo que es “Cincalco” (lugar del templo de maíz), que es un lugar donde se enterraban una serie de gobernantes de Tenochtitlan.
“También se localizó el juego de pelota, justo detrás de la Catedral; se ha podido ver un par de elementos que corresponden a esa estructura. Y junto al tzompantli se localizó otro edificio, dedicado al Dios del viento Ehécatl, el cual vemos que está orientado, viendo hacia el Templo Mayor”, dijo.
Recordó que en el pasado todos estos vestigios eran tapados o cubiertos, sin embargo, hoy la política es dejarlos a la vista, que el público los conozcan y tenga una idea de lo que era el centro, la parte sagrada de la ciudad.
rqm