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El director general de Antigüedades y Museos de Siria, Mamun Abdelkarim declaró en una entrevista que si la comunidad internacional no actúa en Siria "olvidaremos un día que hubo una ciudad llamada Palmira".
En su despacho del Ministerio de Antigüedades, a la espalda del vacío Museo Nacional, Abdelkarim insiste una y otra vez en que el estado actual de esta ciudad arqueológica "es totalmente dramático".
"La población de la zona no puede hacer nada ante la destrucción que han sufrido los edificios. La situación en Palmira es grave y necesita una intervención de todos los países", declara este profesor universitario de 48 años, educado en Siria y en Francia.
Para Abdelkarim, especializado en la Siria de la era romana, si Palmira no es liberada "continuará siendo rehén y serán destruidos el resto de sus edificios y olvidaremos un día que hubo una ciudad llamada Palmira".
A principios de septiembre, combatientes del grupo Estado Islámico (EI) dinamitaron tres emblemáticas torres funerarias de la ciudad del siglo I d.C.
Días antes, habían hecho añicos los milenarios templos de Bel y Baal de esa antigua localidad de comerciantes, citada en la Biblia y que se convirtió también en un centro intelectual, donde en el siglo III, la reina Zenobia osó rebelarse contra Roma.
En su despacho, adornado al estilo damasceno, también reconoce que su "batalla cultural" por preservar Palmira y el resto de 10 mil sitios arqueológicos que tiene Siria, necesita apoyo internacional.
"Lo que quiero, como director general de Antigüedades, es que las diferencias políticas entre los gobiernos no sean la causa de que se corten las relaciones científicas, cuyo objetivo es proteger la historia en países que sufren crisis", asegura tras insistir en las "excelentes" relaciones con instituciones como Unesco o Interpol.
Los Gobiernos de algunos países como Alemania, Italia y Austria, según dice, han comenzado a cooperar, pero el resto de Estados, se lamenta el doctor, y entre ellos cita a España, solo mantienen algunas iniciativas de apoyo a título individual.
"Hoy estamos solos y nuestra lucha no es suficiente, necesitamos que todo el mundo se ponga de nuestra parte. La historia siria no es solo de los sirios, es de toda la humanidad", subraya el profesor entre sorbo y sorbo de un café preparado al estilo turco.
En esta lucha, Abdelkarim destaca las derrotas, como los 300 sitios arqueológicos a lo largo y ancho del país que han sufrido saqueos de mafias, excavaciones ilegales, o destrucción por combates o por acciones deliberadas del grupo terrorista EI.
A la cabeza sitúa, además de Palmira, la septentrional Alepo, donde 150 edificios históricos han sido dañados y más de mil tiendas del tradicional zoco han sido destruidas.
También insiste en las dificultades, como las presiones a las que están sometidos los 2 mil 500 funcionarios a su cargo en Siria.
"Es difícil vivir en Siria en unas condiciones en las que nuestra vida está constantemente amenazada con la muerte o el asesinato", declara, antes de precisar que 14 de sus funcionarios han sido víctimas de explosiones, decapitaciones, secuestros o violaciones.
Hace hincapié en que están "amenazados" porque el EI los acusa "de ser infieles por proteger las estatuas y los ídolos".
Pero a pesar de estas pérdidas, también se enorgullece de sus triunfos, como mantener el sueldo de todos sus empleados, incluidos -sostiene- los que viven en Raqa, bastión del EI.
"Hemos rescatado los museos sirios. La gran mayoría de las antigüedades de los museos, más de 300 mil piezas arqueológicas sirias, han sido trasladadas a lugares seguros", agrega, aunque sin precisar los emplazamientos.
Detalla también que el 99 por ciento de las piezas que albergaban estos centros han sido salvadas, y explica que la última operación se llevó a cabo en "Tadmur" (nombre árabe de Palmira), donde se recuperaron cientos de estatuas.
El museo de Deir al Zur (este), también fue objeto de una operación de rescate en julio de 2010, después de que los radicales del EI extendieran su control por amplias zonas de Siria e Irak.
En aviones militares se llevaron 30 mil piezas, de ellas 16 mil eran tabletas grabadas de entre 3 mil y 4 mil años de antigüedad.
"Es el resultado de 100 años de excavaciones", concluyó.
Mucho antes, en 2012, había sido vaciado el Museo de Historia Antigua de Damasco por iniciativa de Abdelkarim.
"La primera medida que tomé una semana después de llegar al cargo fue empezar a cerrar los museos y trasladar las piezas", dice antes de explicar que entonces solo le venía a la cabeza el recuerdo del saqueo del museo de Bagdad en 2003, tras la caída de Sadam Husein.
Sin embargo, confiesa, que cuando empezó la guerra en Siria, ni en sus peores cálculos, contemplaba la aparición de un "grupo tan criminal" como el Estado Islámico.
rqm