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ana.pinon@eluniversal.com.mx
El tenor Luis Chapa, nacido en Coahuila, debutará en el Metropolitan Opera House de Nueva York, en el rol protagónico de Pinkerton de Madama Butterfly, de Puccini, en marzo de 2018. Así, se suma a la reducida lista de tenores nacionales, entre ellos Javier Camarena y Ramón Vargas, que pisan uno de los escenarios más importantes del mundo.
Formado como ingeniero, un día decidió dedicarse al canto y se fue a Londres a estudiar. Desde entonces, pocas veces se le ha visto en nuestro país, en 2011 con la Ópera de Monterrey y en 2013 en el Teatro de las Artes del Centro Nacional de las Artes. Su ausencia en México no la lamenta ni la reclama. Sus rumbos siempre fueron otros.
El rango de voz del tenor le ha permitido cantar roles a los que difícilmente un mexicano puede aspirar, particularmente en las operas dramáticas muy famosas, como Otello, de Verdi, y Tannhäuser, de Wagner; pero se ha mantenido también en el repertorio lírico. A lo largo de su carrera, dice, ha tenido que demostrar su talento y su arduo trabajo. Y después de colaborar en diversas producciones y desde hacer varios años en el Met como cover, es decir, como suplente —una posición que raras veces los lleva al escenario aunque deben trabajar arduamente como el resto de la producción—, finalmente llega su gran oportunidad. “Me sacaron de la banca”, dice entre risas el tenor de 1.94 de estatura, vía telefónica desde Londres, donde reside.
En 2015 hiciste cover en el Met para Butterfly y Simone Boccanegra. ¿De esa experiencia es que surgió la oportunidad de este debut?
Sí y no. Los contratos para compañías de esta naturaleza se hacen con mucho tiempo de anticipación. La posibilidad de cantar en el Met ya la habíamos platicado desde mucho antes de que me invitaran. Y, como en todo lo que he hecho en mi carrera, llegué por la puerta de atrás, tuve que cubrir un par de producciones para que conocieran mi trabajo. Tampoco llegué con agencia grande ni con padrinos ni con nada, así que tuve que demostrar quién soy.
¿Debiste hacer muchos covers?
Sí. Algunos. Hice dos producciones y en años anteriores hice Carmen y Trovatore en la misma temporada, luego hice otras más; años antes hice Norma. En fin, que después de un tiempo me dejaron pasar, finalmente salí de la banca. Hace un año me dijeron que tenía el contrato y en ese momento no pude decir nada, tenía que esperar a que el Met lo anunciara. A pesar de que ya lo sabía desde hace tiempo sigo como en shock, sé que mucha gente merece una oportunidad así y sé que son muy pocos los que llegan a realizar el anhelo. Creo que en todo esto hay suerte, pero también hay muchísimo trabajo.
En redes sociales, a propósito del anuncio de la temporada, el escritor Oswaldo Martín del Campo apuntaba que hay cantantes que creen que Bellas Artes o SIVAM eran trampolines para sus carreras. Tu caso, sin presencia en nuestro país, vino a demostrar que no. ¿Qué dices?
No tengo presencia en México como cantante. Me gradué en la Autónoma de Coahuila y un día, siendo muy joven y recién graduado en ingeniería, hice una llamada al Conservatorio Nacional para preguntar si podía audicionar, pero me respondieron que no, que estaba muy grande. Tuve que pensar mucho en ese rechazo, creí que si así iba a ser desde antes de empezar, tenía que hacer las cosas de manera diferente. Decidí que quería dedicarme a esto y pensé que como era un arte europeo debía irme. Llegué a estudiar a Europa con una mano adelante y otra atrás, sólo tenía un boleto de ida y muchas ganas de hacer las cosas.
Y salieron muy bien las cosas.
Sí, pero me tomó muchos, muchos años. He tenido mucha suerte porque me he encontrado con mucha gente que me ha ayudado, pero siempre he tenido que dar el 200%, de verdad que he trabajado mucho. En el canto, como en todas las artes y todas las disciplinas, si te enfocas hacia dentro tarde o temprano todo tiene que salir. Si te enfocas en hacer carrera a veces salen luminarias que duran un par de años, pero creo que uno tiene que enfocarse en trabajar y eventualmente subirás.
Se te considera un tenor dramático. ¿Cómo te ha ido con Butterfly?
Es una ópera que me ha dado mucho. El rol de Pinkerton fue el primero que me pagaron en una compañía formal, después de graduarme en el Royal Northern College of Music; el primer rol que canté en Italia fue con Butterfly y ahora será la primera ópera que canto en el Met. El volumen de mi voz es grande, pero siempre he tratado de mantenerla lírica y nunca he llegado a cancelar una función por enfermedad, excepto una vez, pero porque cerraron los aeropuertos. Mantenerme en lo lírico me ha permitido abordar roles como Pinkerton, Calaf, pero también he podido hacer otros roles como Manrico, y otros que sí son dramáticos, como Otello. Gracias a Dios he podido hacer todo eso y mantenerme sano. Soy un cantante que prefiere decir que no a invitaciones que no son adecuadas, no me importa pagar costos muy caros por decir que no; pero también sé que, justo por eso, he podido sobrevivir en esta carrera. He preferido mantenerme sano que intentar ser famoso.
¿Qué te gusta de Pinkerton?
Es una paradoja. Es un personaje muy maldito. Imagínate que ahora un mexicano está por cantar en Nueva York un rol de un marino de Estados Unidos, en estos tiempos. Es una ópera bellísima, me encanta el dueto del final del primer acto porque es donde culmina con la seducción de Butterfly y al mismo tiempo Pinkerton se seduce a sí mismo, pensando que él era el que llevaba las riendas, pero acaba enamorado de ella sin planearlo.
Un marino mexicano en escena.
¡Sí! Justo ahora. Me han llegado muchos comentarios al respecto. No lo desprecio, por supuesto, me ha costado mucho trabajo llegar hasta ahí, así que lo voy a disfrutar mucho. Habemos muchos mexicanos triunfando en todo el mundo, creo que hemos recibido una publicidad muy injusta. Para hablar sólo del arte, creo que es el momento para que más artistas salgamos en alta y nos enfoquemos en trabajar y podamos brillar en los momentos oscuros por los que estamos pasando.
¿El Met es un punto de llegada? ¿Y México?
Todos queremos quedarnos a trabajar ahí, es una de las compañías más importantes y prestigiosas del mundo, siempre te tratan muy bien, todo está muy bien organizado y no tienes los problemas que padeces en otros teatros. No conozco a alguien que haya venido y no quiera quedarse siempre aquí. Yo quiero estar lo más que se pueda. Es una ventana para bien y para mal, si las cosas salen mal, todo el mundo se entera; si salen bien, tienes una gran proyección, pero yo trabajo y me preparo igual en un teatro chiquito que en un teatro grandote. Y a México nadie me ha invitado, pero debo decir que tampoco lo he buscado. Me encantaría ir para allá. No sé qué pase en Bellas Artes, quizá ya no hay tantas producciones como antes. Quiero pensar que es porque no hay trabajo, no porque no me quieren invitar.