Juan Diego Flórez cantó en el metro para poder comer. Fue cuando tenía 20 años, en la estación de Grand Central, en Nueva York, y lo hizo solo un día, pero los temas que interpretó le han acompañado siempre, revela en una entrevista el tenor peruano.

"Fue toda una experiencia. Me echaron mucho dinero y pude tener una comida decente aquel día. Era la época en la que hacía audiciones para ser admitido en los conservatorios. Me acuerdo que entonces mi dieta era la sopa ramen y chocolatinas, que costaban unos pocos centavos", explica riéndose el artista, que el lunes actuará en el Teatro Real de Madrid.

Solo lo hizo una vez porque, recuerda, el ruido de los trenes era ensordecedor y, además, porque sacó "mucha plata", tanta como para comer varios días "caliente" y luego ya "las cosas fueron mejorando".

Aquel día, en aquel pasillo por el que "no paraba de pasar gente con prisa", cantó algunas de las canciones que ha incluido en su último disco, Italia, temas que le han acompañado siempre y que compondrán la segunda parte del recital que ofrecerá el próximo lunes en Madrid.

"Son las canciones que la gente conoce más -añade-, como 'Oh sole mio' o 'Torna Sorrento', que popularizó Elvis Presley, o 'Volare', pero también otras menos conocidas por el gran público".

"Vieni amor mio" y "Mattinata", de Ruggero Leoncavallo; "L'alba separa" y "Marechiare", de Francesco Paolo Tosti; "Amor marinaro", de Gaetano Donizetti, y el "Bolero" de Gioacchino Rossini son las canciones que ha elegido de "Italia", una parte que cerrará con la "dificilísima" aria "T'amo qual s'ama", de la ópera de Donizetti "Lucrezia Borgia".

"Es un disco que incluye canciones queridas por mí y el publico, algunas muy conocidas y otras no tanto y eso es lo bonito. Se las escuchaba interpretar a mi abuela al piano y cuando a los 16 comencé a tener contacto con la ópera y la zarzuela llegaron a mis oídos en aquellos cassetes de Pavarotti o Kraus", detalla.

Siempre le han encantado esas melodías y siempre había querido grabarlas, "y ha sido este año el momento preciso", se ríe de nuevo el tenor, encantado de volver al Real.

"El Teatro Real es muy importante porque brinda una programación de calidad, y hay en el un profesionalismo impecable. Siempre estoy muy a gusto, sobre todo con la organización: es gente que sabe lo que quiere hacer", alaba.

La primera parte del recital del lunes será "sofisticada": tres canciones de Henri Duparc -"Chanson Triste", "Phidyle" y "L'invitation au voyage"-; "Il mio tesoro", de "Don Giovanni", y "Un aura amorosa", de "Cosi fan tutte", ambas de Mozart; "Intesi, ah tutto intesi", de "Il turco in Italia", de Rossini, y "Tombe degli avi mei", de "Lucia di Lammermoor", de Donizetti.

Está feliz con su vida y emocionado con las "posibilidades" de sus hijos. El niño, con 3 años, apunta "maneras" de director y su hija, Lucía, a la que dedica en el disco "Solo per te, Lucia (Canzone del amore)", entona "increíblemente".

Volverá a España en diciembre para cantar en el Liceo de Barcelona (noreste) "Lucia de Lammermoor", un debut absoluto, que le hace "muchísima ilusión".

"Me gusta mucho mi trabajo, cantar, medirme siempre, los nuevos retos, superarme y hacerlo lo mejor posible. Es lo que más me divierte en el mundo y hacer una opera es un desafío, es muy exigente en el sentido personal también porque son muchas semanas fuera de casa, pero es un disfrute total así que creo que estaré mucho tiempo haciéndolo", pronostica.

sc

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