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El día en que se cumplían 100 años del nacimiento de Juan Rulfo, el escritor chileno Jorge Edwards reflexionó ayer en Madrid sobre la obra del autor mexicano, y especialmente sobre su acercamiento a la muerte.
Edwards planteó cómo la preocupación de Rulfo por la finitud queda expuesta no sólo en lo evidente, en sus diálogos entre ocupantes de tumbas que bromean o lloran recordando su pasado. Hasta las descripciones y la naturaleza en la obra de Rulfo encierran “una nostalgia de la vida”.
El autor relacionó esta preocupación con una “espiritualidad no eclesiástica muy conmovedora” en la sensibilidad de Rulfo, arraigada en su acercamiento a las expresiones populares y su imaginario de infancia, aunque no reñida con su visión irónica del mundo.
La conferencia, en la Biblioteca Nacional de España con la colaboración de una macedonia de instituciones culturales que incluye a la Fundación Juan Rulfo, representó el punto álgido de los actos organizados en Europa en torno al centenario del escritor.
Edwards analizó los nexos de la obra del jalisciense con la literatura fantástica. Alabó la apuesta que hizo por la imaginación en mitad de una tradición literaria costumbrista, y cargó contra “el prejuicio falso de que Rulfo era un autor instintivo, de no gran conocimiento de sus antecedentes literarios”. Consideró que el acercamiento a la lectura que practicaba Rulfo partía de un espíritu menos académico que el de otros escritores, pero más atento a sonoridades y sutilezas.
“Rulfo es un escritor artista. Cosa no frecuente”, dijo; prueba de ello es su “lenguaje enormemente controlado, con elementos de ritmo, musicalidad y dinamismo interno que lo hacen un lenguaje poético dentro de la novela”.
El autor chileno emparentó a Rulfo con Faulkner por su capacidad para fascinar al lector con pocas líneas muy trabajadas. También lo asoció con tradiciones literarias que quedaban muy lejos de su ubicación geográfica, como la de los escritores fantásticos europeos Franz Kafka, Selma Lagerlof o Isak Dinesen. “Él pertenece a esa especie literaria. ¿ Y cómo se produjo un autor en México? Cualquier cosa se puede dar en cualquier parte”, dijo.
Aventuró algunas posibles influencias para la obra del escritor poco citadas por la crítica. Entre ellas, Memorias póstumas de Brás Cubas, del brasileño Joaquim Machado de Assis; o La amortajada, de la chilena María Luisa Bombal. En ambas encontró Edwards un acercamiento al mundo de los muertos que pudo servir como referencia para la creación del mexicano, e incluso citó conversaciones con terceras personas que le inducen a pensar que Rulfo había leído esos libros.
Edwards relató un encuentro de escritores en Puerto Rico en el que Rulfo dijo al público que no escribía más porque el escritor no es una fábrica. “Era muy silencioso. No me dijo casi nada”.