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sonia.sierra@eluniversal.com.mx
Los comunicados de la Fundación de Arquitectura Tapatía Luis Barragán (FATLB) y de la secretaria de Cultura de Jalisco, Myriam Vachez, en respuesta a cuestionamientos hechos el 7 de febrero por 72 intelectuales, artistas, familiares y cercanos al arquitecto, no dan cuenta de toda su participación y de sus omisiones en los hechos.
Que la Casa Barragán y el vicepresidente de la FATLB, Juan Palomar, estaban enterados del proyecto de la artista Jill Magid para retirar parte de las cenizas del arquitecto y transformarlas en un diamante, y que lo apoyaron, se informa en una carta del 2 de junio de 2014, donde Hugo Barragán Hermosillo, pariente y heredero del arquitecto Barragán, le cuenta a un primo que la Casa Barragán, Juan Palomar y la galerista Pamela Echavarría, lo contactaron para proponerle “transformar un poco de cenizas del Tío Luis en un Diamante”. Le dice, además, que habrá una cena para presentar el proyecto.
Esa carta contradice lo dicho el 9 de febrero por la presidenta de la FATLB, Arabella González, y la directora de la Casa, Catalina Corcuera, que negaron que esas instancias participaran en la promoción y ejecución del proyecto.
El comunicado de los intelectuales y cercanos a Barragán —firmado por Juan Villoro, Elena Poniatowska, Felipe Leal, Fernando González Gortázar, Enrique de Anda, y exmiembros de la FATLB— generó también una respuesta por parte de la secretaria de Cultura de Jalisco, quien aseguró que ante la petición para extraer parte de las cenizas, remitió a los solicitantes con las autoridades responsables. Sin embargo, la artista Jill Magid documentó en su catálogo que como respuesta a su petición la secretaria de Cultura le respondió: “La razón por la que estás teniendo tantos problemas con esto es porque no tiene precedentes. No hay ningún formato para esto, así que tendré que crear uno nuevo”.
La titular de Cultura no ha explicado su presencia en la ceremonia de extracción de 525 gramos de las cenizas del arquitecto. Esa es una de las muchas respuestas que se esperan en el caso. Como parte de la obra The Proposal, de Magid, que pretendía el regreso a México de los archivos de Barragán (hoy en Suiza) una parte de las cenizas fue extraída con permiso de algunos miembros de la familia y de autoridades aunque a la fecha ninguna instancia ha asumido la responsabilidad de autorizar que se abriera la urna.
La Casa Estudio del Artista, con todo y que aclara que se permitió a Jill Magid el acceso al inmueble y a los archivos “como —asegura— se ha hecho en forma sistemática con otros muchos investigadores y artistas”, no explica por qué Magid pasó cinco noches en ella. La Casa es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, desde 1994. Pasar la noche ahí equivale, por ejemplo, a que alguien pudiera dormir en la Casa Azul de Frida Kahlo, lo cual es algo que no se ha permitido a nadie, como confirmó la directora de la Casa Azul, Hilda Trujillo.
Jill Magid, en el catálogo de su obra, cuenta que permaneció cinco días, entre el 29 de octubre y el 3 de noviembre de 2015. “Pidió dormir ahí para estar más en contacto, de día y de noche, con el espíritu de Barragán. Jamás, sin embargo, se había permitido que alguien se quedara a dormir en la Casa”, dijo a EL UNIVERSAL una persona que colaboró en el inmueble y que pidió omitir su nombre.
Se divide la Fundación. La transformación de parte de las cenizas de Barragán en un diamante dividió a la FATLB. La acción era conocida y aprobada por el arquitecto Juan Palomar, esposo de Viviana Kuri, directora del Museo de Arte de Zapopan, recinto que recibe recursos públicos y donde tuvo lugar la cena en la que Jill Magid expuso el proyecto a algunos miembros de la familia Barragán.
Después de que se extrajeron las cenizas hubo cuatro renuncias de miembros de la Fundación; en tres casos, las separaciones tuvieron que ver, entre otras razones, con el tema de las cenizas del arquitecto mexicano, premio Pritzker en 1980.
En su carta de dimisión de la Fundación, Miquel Adrià, expresó su “inconformidad con el manejo ambiguo de la FATLB y de algunos miembros de la misma ante la polémica desatada por el asunto del anillo que, desde mi punto de vista dejan a la Fundación en entredicho...” También el 20 de octubre del año pasado, Dolores Béistegui renunció, y en su carta aseguró: “El tema del anillo, con todo lo que conlleva, me ha dejado muy mal sabor de boca, y es la ‘gota que hizo desbordar el vaso’. Valoro lo suficiente mi tiempo para no malgastarlo, y es lo que estoy haciendo en la FATLB”. Finalmente, Daniel Garza Usabiaga, en su renuncia (septiembre de 2016), cuestionó que la Fundación se deslindara, y que algunos de sus miembros fueran copartícipes del proyecto de Magid donde el único beneficiado —afirmó— será “una porción minúscula del mercado del arte”. Garza reprobó los hechos del “desafortunado espectáculo”: “Me sorprende que algunos miembros de la Fundación supieran de los planes para hacer el diamante y que no hubieran hecho esta información pública. Independientemente del motivo, esto fue un acto de negligencia. Se debió haber convocado a una junta inmediatamente”.
Tras el escándalo que se generó cuando la revista New Yorker dio a conocer lo que había hecho Magid, en un correo electrónico de septiembre de 2016, la directora de la Fundación, Arabella González, reconoció que sabían desde antes del proyecto y que cuando Juan Palomar les habló de la propuesta de exhumar parte de las cenizas y transformarlas en un diamante “nos reímos por la ocurrencia”.
En entrevista, el exmiembro de la FATLB, Daniel Garza Usabiaga, señala: “Cualquier Fundación medianamente respetable, que tenga el perfil similar al de la FATLB, al momento de escuchar algo parecido, aunque crea que es mentira o una broma, inmediatamente debe alertar a los miembros, y decir: ‘Tengo conocimiento de tal información, no sé si es verdad, puede ser una broma, pero ¿qué hacemos?’ El que no nos hubiéremos enterado todos los integrantes de la Fundación, que hubiera algunos que lo sabían y que decidieran guardarse esa información, me lleva a concluir que el consejo de la Fundación es un simulacro. Una fundación que está a cargo de velar por el legado de un personaje y que no pueda salvaguardar sus restos que están en un lugar que supuestamente es monumento, es un fracaso total; su cometido es un fracaso total”.
Garza Usabiaga señala incongruencia entre lo que se dice hoy, las declaraciones pasadas y los documentos y videos: “Por un lado hay declaraciones de Myriam Vachez que decían una cosa, al tiempo que aparecía en el video de la exhumación y que su nombre aparece en los agradecimientos del libro de la exposición; si la secretaria estuvo ahí, es porque secundaba la acción, porque sabía que iba a pasar… si no sabía, que diga: ’Fui a la exhumación sin saber o me engañó’. Por otro lado, está la Fundación diciendo que no tuvo nada que ver ni que estaba enterada, cuando en el libro aparece esa carta de Hugo Barragán, hablando de la Casa Barragán y de un miembro de la Fundación. Y hay una fotografía que utilizó el propio San Francisco Art Institute donde aparece la artista sentada en uno de los sillones de la Casa Estudio, con los pies arriba, algo que no se le permite a un visitante regular y tampoco a un investigador”.
En el fondo, dice Garza, es muy cuestionable también el discurso que está atrás del proyecto: “El San Francisco Art Institute se relaciona con la misma actitud de la artista; la actitud de salvador, ‘vamos a ayudar a éstos para que regrese el Archiva Barragán’. Hay un tremendo desconocimiento del San Francisco Art acerca de México, y eso lo único que provoca es una confusión generalizada, con procedimientos que no están claros, que son contradictorios, que no se han podido explicar bien”.
EL UNIVERSAL solicitó entrevista con la secretaria de Cultura de Jalisco para aclarar las razones por las cuales participó en el evento; sin embargo, no hubo respuesta en el área de Comunicación Social de la secretaría. También se pidió información sobre la actividad de Jill Magid a la Casa Luis Barragán; la presidenta de la Fundación, Arabella González, indicó que enviará en los próximos días información sobre la solicitud que les hizo Magid.