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abida.ventura@eluniversal.com.mx
Con 50 años de trayectoria, ocho de ellos dedicados a la dirección artística de la Compañía Nacional de Teatro (CNT), lo único que el dramaturgo Luis de Tavira (Ciudad de México, 1948) tiene planeado hacer después de dejar la titularidad de la agrupación es seguir haciendo teatro. “Es agua de la que soy pez”, dice De Tavira, quien en agosto pasado cumplió el periodo máximo de ocho años para ocupar el cargo.
Cofundador del Centro Universitario de Teatro de la UNAM y Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Bellas Artes, De Tavira es considerado uno de los dramaturgos más reconocidos a nivel nacional; emprendió una reestructuración de la compañía fundada en julio de 1977 por acuerdo presidencial, pero a lo largo de los ocho años de su gestión no ha estado exento de críticas y polémicas.
Cuestionado sobre esas críticas, como la que empañó el inició de su gestión al ser acusado de nepotismo, el dramaturgo asegura en entrevista que ha aceptado y tomado en cuenta los cuestionamientos, siempre y cuando sean válidos y estén bien fundamentados. “Al principio fui muy atento al contenido de las críticas, intenté responder. En algunas me parecería que había razones considerables y muchas otras no. Al paso del tiempo me di cuenta que cuando se intenta contestar más con los hechos que con las palabras, no los asumían y sólo era descalificar por descalificar o la manipulación de datos parciales para establecer diagnósticos absolutamente aberrantes, entonces es cuando uno empieza a sospechar de que eso tenga alguna otra intención”, dice.
Una de las últimas polémicas en la que se vio envuelto fue cuando recientemente el dramaturgo Enrique Olmos de Ita publicó una crónica titulada “Entre Luis de Tavira y el pescado zarandeado”, en la que narra una fuerte discusión que sostuvo con el Premio Nacional de Ciencia y Artes en una muestra de teatro en Tepic. En el texto, De Ita cuestiona los años que el director llevaba frente a la Compañía y su manejo como proyecto artístico personal. Al respecto, el dramaturgo señala que se trató de una serie de acusaciones sin fundamentos, lo cual refleja el fenómeno de los “odiadores de oficio”.
“Es una persona que no conozco, que no me conoce, que se sintió verdaderamente en un acontecimiento porque le tocó coincidir conmigo en una comida. Se lanzó a decir una serie de impugnaciones que me dejaron sorprendido por la falta de fundamento, pero no se quedó ahí, sino que lo quiso celebrar como el gran suceso y lo comenzó a compartir con los demás porque le pareció muy importante. Es ahí donde yo digo que estamos ante un fenómeno de los ‘odiadores de oficio’”.
“Me da mucha lástima el oficio de ciertas personas que creen que descalificando al otro se califican a ellos mismos y no es así, en el arte menos. En el arte, lo único que nos califica es la obra. Las obras están ahí. Las impugnaciones estériles están allá. Unas son atendibles y otras no”, sostiene.
“Yo no considero tener enemigos, a lo mejor hay quien se considere mi enemigo. Esas voces impugnadoras provienen de un grupo de personas a cuya mayoría no tengo el gusto de conocerlas y también estoy seguro de que no me conocen; francamente me interesa mucho saber qué es lo que sucede porque se habla con una absoluta ignorancia”, añade.
El anuncio de la culminación de su gestión frente a la Compañía se dio a conocer este lunes y aunque se dijo que el Consejo Directivo de la agrupación, conformado por los titulares de la Secretaría de Cultura, INBA, FONCA y otras instancias, ha comenzado el proceso para el nombramiento del nuevo director, hasta ahora no hay fecha definitiva del relevo.
“Es un proceso que tienen que ver la Secretaría de Cultura y el INBA, mientras, estaré aquí esperando el momento para hacer una entrega responsable y completa”, señala el dramaturgo.
Después de entregar el timón, que tendrá que ser este año, el director de teatro dice que se dedicará a realizar diversas tareas que había dejado pendientes, como estructurar varios libros de reflexión sobre estética teatral, regresar a la pedagogía y, sobre todo, concretar proyectos de creación en los estados del país. “Me imagino más trabajando en la formación de algún centro estable de desarrollo y creación teatral en alguna ciudad del interior. Me apasiona asumir la tarea de llevar el teatro a los que no lo han tenido porque son los espectadores más importantes a los que podemos aspirar”, señala.
De Tavira, quien asumió la dirección artística de la CNT en 2008 y desde 2006 se dedicó a armar un proyecto de reestructuración de la agrupación, sostiene que deja una compañía de teatro consolidada, con una estructura estable, integrada con un elenco de 52 actores y 59 obras de repertorio, abierta e incluyente. “La compañía es un instrumento de excelencia artística, puesto al servicio de los creadores. Es la compañía de todos”.
Según el dramaturgo, también deja listo el plan de trabajo para 2017. “Ya está planteado, sujeto a aprobación y a confirmación”, dice.