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Un entretenido diccionario ilustrado que incluye palabras como "mordida" (soborno), "ejecución extrajudicial" o "mirrey", recoge con un humor, de lo más negro y fino, una de las principales problemáticas de México, la corrupción a todos los niveles.
En Corrupcionario mexicano aparecen un compendio de palabras que los autores relacionan con este fenómeno tan tristemente arraigado en la nación, desde un desenfado que arranca medias sonrisas, pero también invita a la reflexión.
El actor Diego Luna, quien apadrinó el proyecto y escribe el prólogo, celebró hoy durante la presentación del libro en la Ciudad de México que la obra permite que el ciudadano no se "acostumbre a la corrupción" y "utilice la risa para indagar profundo".
Y precisamente a través de la risa, aunque un tanto agridulce, fue como el actor se adentró a este peculiar diccionario.
"Me reí y me reí (al hojear por primera vez la obra) hasta que de repente me dejé de reír, me dio acidez y me sentí muy incómodo conmigo. (El libro) es ese espejo incómodo en el que nos hace falta vernos. Le pone nombre a las cosas, les da significado y las acomoda", reconoció.
Con sinceridad, Luna dijo sentirse "identificado con varios términos", entre ellos uno que no aparece en el libro pero que le persigue desde hace más de veinte años, el de la "impunidad de la fama", que abre puertas y consigue favores a cambio de "fotos y autógrafos".
No obstante, recordó que desde que es padre se preocupa porque esta realidad "no sea vuelva parte de la cotidianeidad" de sus hijos.
Para Alejandro Legorreta, presidente de la organización civil Opciona, impulsora de este proyecto editado por Penguin Random House, esta obra es un "producto optimista y una extraordinaria herramienta de reflexión y acción".
"No es un trabajo para salir a decir lo mal que está México, sino (...) para decir que estamos conscientes de un problema muy grave que es la corrupción, probablemente uno de los principales motivos de la violencia, la pobreza y la desigualdad", subrayó.
Legorreta apuntó que el libro, que saldrá a la venta este fin de semana, es un "trabajo académico", pues se trabajó con varios grupos de discusión para acotar estas 300 palabras que aspiran a la máxima de que "el cambio empieza por uno".
A través de entretenidos textos y decenas de viñetas -que surgieron de la mano y la imaginación de 17 autores distintos, entre ellos Helio Flores o Cintia Bolio- la obra refleja palabras tristemente propias del imaginario común mexicano.
En el apartado "La corrupción de ellos" aparecen vocablos como "ejecución extrajudicial", una manera oficial de "pasarse por el arco del triunfo docenas de tratados y leyes" en derechos humanos, ironiza el texto.
En esta sección tampoco olvidan el escándalo de la Casa Blanca, la lujosa casa de Angélica Rivera, esposa del presidente Enrique Peña Nieto, edificada por un contratista del Gobierno.
En la "Corrupción de nosotros" el diccionario abunda en los actos ejecutados por el pueblo, entre ellos la "mordida" o "moche", que "inoculada en la sangre mexa", consiste en sobornar al funcionario o policía de turno a cambio de favores administrativos o evitar multas.
En el tercer y último capítulo, el de la "Corrupción de todos", el libro toma un componente todavía más crítico.
Define la "justicia" como una "construcción social inexistente en México" y la tragedia de los 43 jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa, que este lunes cumplió dos años, como "uno de los episodios más oscuros de la historia" del país.
También habla del fenómeno de los "mirreyes", esos niños ricos que nadan "en la impunidad, la ostentación y la prepotencia" y por ende una de las definiciones del libro favoritas de Diego Luna.
A lo largo de 200 páginas en formato libreto, la obra tampoco descuida expresiones tan comunes como "Aceitar la mano" (dar un soborno a escondidas), o el insigne "El que no transa (hace trampas), no avanza".
Así, el libro descubre una nación que, entre otras características, se cobija en frases de uso común como "La corrupción somos todos", una manera calmante de identificar este fenómeno como "un problema cultural".
"Me parece muy cómodo nada más pasándosela señalando la corrupción que hay ahí arriba. Porque para que este país cambie, hay que dejar la comodidad de un lado e involucrarnos todos", reivindicó Luna.
nrv