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México, el país con el mayor número de hablantes de español en el mundo (casi 120 millones), llega al VII Congreso Internacional de la Lengua Española que se inaugura hoy en Puerto Rico, sin tener a ese idioma reconocido como oficial en su Constitución, a diferencia del resto de las naciones iberoamericanas o incluso de Guinea Ecuatorial.
El filósofo y poeta Jaime Labastida, presidente de la Academia Mexicana de la Lengua (AML), quien asiste al congreso en Puerto Rico, ha sido promotor del reconocimiento legal de la lengua de Cervantes como idioma de los mexicanos, y señala en entrevista que incluso abordó el tema con el presidente Enrique Peña Nieto.
“En México hay un desprecio implícito de la lengua española. ¿Por qué? Porque México no tiene al español como su lengua oficial, a pesar de que no sólo es nuestra lengua materna, sino —como dijo Emilio Lledó— es nuestra lengua matriz, la que nos hace concebir ideas y la que nos permite concebir el desarrollo de nuestra inteligencia. Es un verdadero contrasentido. Somos el primer país de hablantes de español y el único que no reconoce al español como su lengua oficial. He hecho en varias ocasiones esta propuesta (de que se reconozca el idioma en la Constitución), incluso delante del presidente de la República, Enrique Peña Nieto. Y él me dijo: ‘¿Cómo es esto? ¿De verdad no tenemos lengua oficial?’. ‘No, no tenemos’, le respondí”, dice Labastida.
El diálogo entre el académico y el Presidente se dio en el foro “México con educación de calidad para todos”, en abril de 2013 en Boca del Río, Veracruz; asistió también el entonces secretario de Educación, Emilio Chuayffet.
Según el presidente de la AML, Peña Nieto “estuvo de acuerdo” en la necesidad de que se reconociera al español como idioma oficial, pero han pasado tres años y no ha habido ninguna iniciativa oficial en ese sentido.
—¿Usted lo planteó directamente al presidente ?, se le pregunta a Labastida. —Sí, al Presidente Peña. Y él me preguntó: “Qué podemos hacer?”. “Pues usted puede emitir un decreto”, le contesté. “¿A través de quién?”, me preguntó el Presidente. Le dije: “Pídaselo al secretario de Educación Pública”. Pero hasta ahora no se ha hecho.
Reconocimiento legal. Labastida admite que hay quien piensa que el reconocimiento legal del español puede generar conflictos, por la existencia de las lenguas indígenas (según el Catálogo de las lenguas indígenas nacionales publicado en 2009 por el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas, INALI, hay 11 familias lingüísticas, 68 agrupaciones lingüísticas y 364 variantes lingüísticas), que hablan poco más de seis millones de mexicanos (INEGI).
“Mucha gente dirá: ‘Ay, se va a aplastar a las lenguas indígenas’. No es verdad, las lenguas indígenas pueden ser oficiales en donde se hablen”, dice el escritor, en cuya gestión al frente de la AML se publicó el libro Lengua oficial y lenguas nacionales en México, compilado por Diego Valadés, con ensayos de éste y los académicos Concepción Company, Miguel León-Portilla, Patrick Johansson, Vicente Leñero, Adolfo Castañón, Felipe Garrido, José G. Moreno de Alba y Leopoldo Valiñas.
La legislación mexicana no ha estado a la altura del problema del reconocimiento de lenguas en el país, no solo del español. De hecho, la carencia de una lengua oficial generó un fallo de la Corte contra una legislación federal y a favor de la no discriminación lingüística. En enero, el poeta indígena Mardonio Carballo consiguió vía el amparo que la Suprema Corte declarara inconstitucional parte del artículo 230 de la Ley Federal de Telecomunicaciones que establecía que las transmisiones de radio deben hacerse “en lengua nacional”, entendida como el español, con lo que se limitaba el uso de lenguas originarias a las concesionarias indígenas. Pero justo en la Constitución no hay un idioma oficial, argumento que tomó la Corte para conceder el amparo.
En las constituciones de los países hispanohablantes hay muchos ejemplos donde el español y las lenguas indígenas están reconocidas en igualdad. El artículo 140 de la Constitución de Paraguay reconoce al español y al guaraní como lenguas oficiales desde 1992. En Bolivia, el español y 37 lenguas indígenas son reconocidas como oficiales.
Perú reconoce en el artículo 83 de su Carta Magna al español como lengua oficial. Y agrega: “También son de uso oficial el quechua y el aymara en las zonas y la forma que la ley establece. Las demás lenguas aborígenes integran asimismo el patrimonio cultural de la nación”. La Carta Magna de Ecuador fija al castellano como idioma oficial, pero reconoce “al kichwa y al shuar como idiomas oficiales de relación intercultural. Los demás idiomas ancestrales son de uso oficial para los pueblos indígenas en las zonas donde habitan y en los términos que fija la ley. El Estado respetará y estimulará su conservación y uso”. En Guatemala se reconoce en el artículo 143 al español como lengua oficial y añade que “las lenguas vernáculas forman parte del patrimonio cultural de la nación”.
Fuera de América, dos países tienen modalidades de inclusión del español en sus leyes como lengua oficial. España, en el artículo 3° de su Constitución, subraya que no sólo el “castellano es la lengua española oficial del Estado”, sino que todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla y que “las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas comunidades autónomas”. También es oficial el español en Guinea Ecuatorial, con una población de un millón 222 mil 442 habitantes, que se independizó de España apenas en 1968. Desde 1982, el español es uno de sus tres idiomas oficiales, junto al francés (1984) y el portugués (2010). Pero las lenguas nativas o desgajadas del tronco bantú (fang, bubi, ndowé, bisió o el criollo portugués de la isla Annobón) aparecen como “patrimonio cultural nacional”.
México, en su Constitución hasta el siglo XXI, no ha reconocido a la lengua de Cervantes como oficial, a pesar de que la hablan casi todos sus 119 millones 530 mil 753 pobladores, incluso aquellos indígenas hablantes de otras lenguas. El reconocimiento oficial al español ha quedado relegado, a pesar de la riqueza que ha aportado a la lengua con escritores como Sor Juana Inés de la Cruz, Alfonso Reyes, Juan Rulfo, los seis Premios Cervantes: Octavio Paz (Nobel de Literatura), Carlos Fuentes, Sergio Pitol, José Emilio Pacheco, Elena Poniatowska y Fernando del Paso.
Otra propuesta que hizo al gobierno Jaime Labastida, y que no se ha concretado, es crear el Instituto Alfonso Reyes que, como el Cervantes, el Goethe, el Dante Alighieri o la Alianza Francesa, promueva el idioma.