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Cuando Salman Rushdie estaba escribiendo su última novela, Dos años, ocho meses y veintiocho noches, se le planteó la complicación de cómo lograr meter historias dentro de historias y que encajen sin fracturas, una duda que resolvió con el cine del español Pedro Almodóvar.
"Una de las cosas que realmente me ayudó fue la película de Pedro Almodóvar Hable con ella, que contiene una historia dentro de una historia y dentro de otra historia", pero todas encajan, sin confundir al público, contó hoy el cineasta británico.
Se refirió así al cortometraje Amante menguante que el cineasta español inserta dentro de esta película de 2002 que logró ganar el premio Oscar al mejor guión original.
"Entonces pensé en hacerlo así", porque "la narrativa de Almodóvar es tan clara, nunca te confundes, siempre tienes claro en qué nivel estás", agregó el escritor de origen indio.
Rushdie presentó hoy en la Feria Internacional del Libro (FIL) de la ciudad mexicana de Guadalajara la que es su última novela, un título que hace homenaje a las mil y una noches de Sherezade, ya que dos años, ocho meses y veintiocho noches suman un total de 1.001.
Es una historia que entrelaza historias y mezcla a personajes tan variopintos como un jardinero que descubre que sus pies ya no tocan el suelo, un dibujante de cómic que se convierte en superhéroe o el filósofo Averroes, que se enamora sin darse cuenta de una bella mujer, Dunia.
Aunque a Rushdie no le gusta improvisar cuando escribe, utilizó un método nuevo para elaborar este texto, dejarse llevar sin planear todo desde el principio.
"En el caso de este libro hice algo que no hago frecuentemente, utilice mucha improvisación. Normalmente soy como un arquitecto, me gusta saber sobre la arquitectura del libro, sobre su estructura, pero en esta ocasión hice otra cosa, que es sencillamente empezar y dejarlo salir y ver hacia dónde va", contó.
Esto lo hizo durante un tiempo en el que se dio cuenta de que esta es "una manera muy ineficiente de escribir" ya que "se desperdicia tiempo", pero finalmente "fue otra manera de descubrir la historia".
Con este libro, explicó, vivió también una "batalla" particular, pues se dio cuenta de que "el trabajo muy difícil", los trozos que más le costó escribir, "son los más fáciles de leer" y "los más fáciles de escribir son los más complicados de leer".
"Parece no haber una correlación exacta entre lo que le ocurre al lector y al escritor. La mitad del tiempo batallé con esto, tratando de ver cómo podía funcionar", dijo.
Finalmente, añadió, "disfrutas cuando te encuentras escribiendo páginas que no te avergonzaría enseñar a alguien (...). Si estas listo para mostrarlo, quiere decir probablemente que un texto está a punto de terminar".
sc