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Las obras de Yoko Ono son experiencias sensoriales. Más de 80 trabajos de la artista japonesa, esposa del beatle asesinado John Lennon, integran la retrospectiva "Dream come true" que se expone en Santiago .
Objetos, videos, filmes, instalaciones y registros sonoros producidos desde mediados de los años 1950 integran este repaso por la obra de esta pionera del arte conceptual y participativo, que intentó romper con los cánones establecidos para invitar al público a formar parte de la obra de arte.
"La única razón de ser de las obras es encender la música en la conciencia de la gente", dice Yoko Ono, que formó parte del grupo Fluxus que, como antes los futuristas y los dadaístas, estaba en desacuerdo con la autoridad de los museos para determinar el valor del arte y con el elitismo, al alcance solo de unos privilegiados.
Yoko Ono "rompió con el objeto. Ya no hay objeto de arte", dice Laura Parrilla, coordinadora de exposiciones en el centro cultural Corpartes, donde se exhibe esta retrospectiva hasta el 22 de octubre próximo.
La idea es invitar al espectador a implicarse en la obra de arte. "No hay una separación: todos podemos ser artistas y todo movimiento nuestro puede ser artístico", explica Parrilla, para quien "somos coautores con Yoko Ono de su obra".
El hilo conductor de la muestra son las llamadas "instrucciones", textos, poesías, inscritas o susurradas al oído, que van acompañados de un objeto, de una instalación o de un proyector sobre los temas que han preocupado y siguen preocupando a la artista nacida en Japón en 1933 en una familia de músicos: pacifismo, multiculturalismo, feminismo, ecología y derechos humanos.
"Las 'instrucciones' te permitirán tomar consciencia de ti mismo, observarte, observar el modo en que percibes la realidad y realizar acciones concretas", dice el equipo del Corpartes.
Al final del recorrido, lo que se pretende es que el visitante se haya transformado gracias a su aporte a la obra artística. "El impulso de la acción, otorga la noción de hacer realidad tus propias ideas", aseguran.
El mismo título de la retrospectiva, "Dream come true", puede ser interpretado como una metáfora sobre la trayectoria de la artista, aunque también como un comentario sobre la situación global de nuestra época, que puede ser mejorada a través de la participación conjunta y el intercambio creativo.
La artista, desde la distancia de su residencia neoyorquina, sigue el acontecer de su obra en Santiago y da consignas para adaptar algunas de las instalaciones a la realidad local.
Es el caso del tablón de los mensajes a la madre. Antes era una pizarra, pero Yoko Ono prefirió el tablón para que los mensajes permanezcan y puedan ser utilizados posteriormente junto con los de los árboles de los deseos.
Miles de mensajes en papelitos de colores dejados por el público se agolpan en este inmenso tablón: "Decidí amarte por más tiempo"; "Nadie te obliga, haz lo que quieras con tu cuerpo y con tu vida", rezan algunos, junto a otro que aboga por el "aborto libre", de plena actualidad en Chile, donde el Tribunal Constitucional tiene la última palabra sobre la ley de aborto terapéutico recientemente aprobada por el Parlamento.
En la muestra hay un teléfono cuyo número sólo tiene Yoko Ono. Y puede sonar en cualquier momento para hablar con la persona que en ese momento responda, como ya ha ocurrido alguna vez desde que se inauguró la muestra a finales de junio.
Al igual que hizo antes en el MALBA de Buenos Aires, que acogió el pasado año la exposición, en Santiago Yoko Ono ha invitado a una serie de artistas latinoamericanos -entre ellos varios chilenos- a exponer sobre el agua, un tema sobre el que empezó a trabajar ya en 1971.
Asimismo, ha abierto un canal de comunicación por internet con las mujeres maltratadas en Chile para que envíen un mensaje sobre la violencia que han sufrido y una foto de sus ojos, que se van agregando a la exposición.
Quizá, lo que mejor representa la obra de Yoko Ono es el lienzo blanco que puso a disposición de los visitantes y que hoy es una obra colectiva de autoría múltiple y anónima.
sc