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Los problemas de México son sin duda un elemento de inspiración para artistas que quieren ir más allá de las abstracciones y vincularse con la realidad, consideró Carlos Amorales, quien con su instalación La vida en los pliegues representa al país en la Bienal de Arte de Venecia.
“México vive un momento muy interesante para el arte. México se ha abierto y en comparación con los años de mi juventud, cuando era muy cerrado, ahora llegan muchos artistas extranjeros -en particular a la Ciudad de México- a intentar trabajar, aprender y conocer”, dijo el creador en entrevista.
En ese sentido, opinó que la Ciudad de México se ha vuelto una de las capitales mundiales del arte y con su propia dimensión y su complejidad genera atractivo para los creadores.
Nacido en el Distrito Federal en 1970 y con una carrera de más de 20 años, Amorales vivió en Holanda durante su juventud. Regresó a México a los 34 años de edad, para encontrarlo no solamente más abierto desde el punto de vista artístico, sino incluso colocado como referente contemporáneo en el sector.
En la 57 Bienal Internacional de Arte de Venecia Amorales representa a México con su instalación La vida en los pliegues (Life in the folds), en la que la gráfica, la escultura, la música y el cine se conjugan para dar vida y forma a un nuevo modo de ver la realidad.
El título de la propuesta hace referencia a la novela homónima publicada en 1949 por el escritor surrealista Henri Michaux.
Con el uso de un lenguaje criptado La vida en los pliegues es también un poemario que incorpora la música de ocarinas y tiene como uno de sus elementos centrales un filme con personajes de cartón, controlados por un titiritero, que narra la historia de una familia de migrantes linchada al llegar a un pueblo.
“Uso este filme como metáfora del momento en el que estamos viviendo en el mundo. Ese es (la inmigración) un problema de México, pero también global por eso la película no suecede específicamente en México”, refirió.
Es decir, dijo, la historia de la película podría ocurrir en cualquier lugar, pues toca problemas con los que el mundo contemporáneo se confronta actualmente, como el rechazo a la globalización y también al “otro” y el surgimiento de movimientos nacionalistas.
El plan es que una vez que la actual edición de la Bienal de Arte concluya en noviembre próximo, La vida en los pliegues haga un recorrido por México, en especial por el interior de la república.
“Espero que mi propuesta sea recibida en México como una crítica constructiva, que nos ayude a reflexionar para ver lo que ha estado pasando en este momento . Yo siento que como artista uno puede contribuir a esa reflexión y abrir debate”, dijo.
Amorales opinó que la realidad mexicana actual es agridulce y ”nos lleva a reflexionar, pensar, frustarnos y querer participar”.
Se trata, señaló, de una realidad muy motivante para artistas que no solamente piensan en abstracciones y en el arte por el arte, sino también en problemáticas concretas. “Eso a los artistas nos da fuerza”.
Elegido por concurso del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) para representar a México en Venecia, Amorales consideró a la Bienal de Arte como una plataforma mundial muy interesante.
“La bienal te da la posibilidad de estar en un lugar desde el cual puedes hablar con tu trabajo, pero también tú mismo y la gente que trabaja contigo. Es un lugar donde creo que realmente puedes abrir una discusión en un nivel amplio y eso es lo lo que más valoro”, concluyó.
nrv