Antes de salir de su casa para dictar clases de arte a los niños, Mariluce María de Souza debe tomar en cuenta el tiempo que pierde esquivando tiroteos y otros estallidos de violencia que ocurren a diario en Alemao, una de las favelas más grandes de Río de Janeiro.
Esta mujer de 35 años, con un hijo, a veces debe suspender las clases de pintura porque el trayecto a la escuela es demasiado peligroso. A partir del proyecto llamado Arte de las Favelas, esta artista autodidacta exige a sus alumnos que asistan a las clases y estudien fuerte.
De Souza es un ejemplo de lo que son capaces de hacer las niñas y las mujeres de la favela, que a menudo enfrentan violencia doméstica y discriminación en sus trabajos.
"A veces las madres, que son madre y padre a la vez, no tienen tiempo de darles la atención que se merecen cinco, seis o siete niños", dijo de Souza.
Igual que muchos otros países de América Latina, abunda la violencia de género en Brasil. La agrupación sin fines de lucro Mapa da Violencia dice que casi cinco de cada 100 mil mujeres son asesinadas todos los años, lo que representa una de las tasas de homicidios de mujeres más altas del mundo.
Las cosas son peores todavía para las mujeres de raza negra, muchas de las cuales viven en las favelas. Entre el 2003 y el 2013, la cantidad anual de homicidios de mujeres negras subió un 54%, según Mapa da Violencia.
"Usamos graffitis para exigir el fin de la violencia contra las mujeres", expresó Maiara Viana Rodriguez, de 25 años, quien dijo que de adolescente fue violada por un hombre en su barrio.
Miembro de Afrograffitteiras, una agrupación que promueve los derechos de las mujeres negras, Rodriguez pintó recientemente en un muro un graffiti que dice "Viva tú, mujer".
Además de rechazar la violencia física, las mujeres artistas dicen que quieren destacar el abuso psicológico, el desigual acceso a la educación y la atención médica y la menor paga que los hombres por hacer los mismos trabajos.
Lya Alves, quien recientemente pintó un mural de una mujer negra en una pared del puerto recién renovado de Río, dice que el feminismo perdió fuerza desde los años 70, en que las mujeres lucharon por no ser consideradas objetos sexuales.
"Hoy la prensa promueve" a la mujer como objeto sexual, sostuvo. "¿Eso ayuda a conseguir mejor educación, mejores sueldos?".
sc