Con más de cuatro décadas de trayectoria, la fotógrafa mexicana (1942), quien fue asistente de (1902-2002), aseguró que “la fotografía es la vida” y que no importa si se hace trabaja con una cámara digital o una de cartón, “lo que importa es el resultado”.

Considerada como la mejor fotógrafa de México, Iturbide comentó en entrevista con Notimex que ella continúa trabajando “a la antigüita”. La fotografía de hoy está muy bien pero yo trabajo de manera análoga porque lo que me importa es el resultado, sostuvo.

Previo a la presentación de su libro Mi ojo en el en esta capital, la artista de la lente, quien fuera comisionada del Archivo Etnográfico del Instituto Nacional Indigenista de México para documentar a la población indígena expresó: “Yo por ritual, sigo fotografiando con cámara análoga y rollo de 12 tomas, para tomarme mi tiempo, me gusta ese misticismo del cuarto oscuro, la magia por saber cómo salió”, señaló la fotógrafa, quien fue nombrada Doctor Honoris Causa en Artes por el San Francisco Art Institute en 2009.

En su libro Mi ojo, Iturbide ofrece una selección personal de imágenes en blanco y negro que ha sido definida como “misteriosa”. En este trabajo, lleva la fotografía al extremo mediante el uso de tinta plata sobre cartulina negra en su impresión, lo que da a la imagen la apariencia de un negativo, pero a la vez refuerza la rareza intrínseca de las fotografías.

“Es un libro raro, tiene mi ojo adentro, es una técnica difícil en la imprenta, me enseñaron las pruebas y es un libro que me encantó”, indicó la fotógrafa quien recordó que en un principio el libro se titularía El mal de ojo. “En esta ocasión decidimos hacer un libro pequeño, porque ya estaba hecho el ojo de mi boda, que un cubano lo había recordado y pintado y se encuentra dentro de este texto; se llama mi ojo, porque se trata de lo que yo veo”, explicó Iturbide.

Bajo el sello RM, el ejemplar tiene un formato pequeño e íntimo, con los más altos estándares de diseño e impresión. Es una curiosidad impresa de tiraje limitado para los conocedores de esta autora y de los libros de fotografía contemporáneos.

Además, contiene una réplica del “ojo” de Graciela Iturbide, a petición expresa de ella misma. La publicación reúne 40 imágenes de las diferentes etapas de su trabajo, “la selección fue una especie de sorpresa, no hay historia, no cuenta nada, tiene que ver solo con la fotografía; comienza con un negativo de una cámara de la India, donde nos tomaron a mi amiga y a mí y termina con una imagen que yo le tome a un fotógrafo francés que ya falleció”.

Sus amigos, perros, un panal de abejas, la fachada de algún templo religioso, siluetas humanas, paisajes desairados y calles, fueron retratados por Iturbide en diferentes periodos de su vida. “Mis últimas fotos fueron en Chile en 2016, retrato lo que me encuentro por donde camino”, concluyó.

nrv

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