Varios críticos e historiadores del arte rechazan las alegaciones del falsificador británico Shaun Greenhalgh, quien ha asegurado ser el autor de La Bella Principessa, lienzo descubierto en 1998 y atribuido a Leonardo Da Vinci.
La editorial italiana Scripta Maneant, que organizó este año la exposición por primera vez en la historia de este lienzo en el palacio Ducal de Urbino y posteriormente en la Villa Real de Monza, ha recabado la opinión de estos expertos, que coinciden en defender la autoría de Da Vinci, confirmó una portavoz.
Scripta Maneant se basa tanto en los estudios de expertos del polifacético autor renacentista como en los resultados de una investigación científica del Lumière Technology de París y del Centro de Conservazione e Restauro Di Venaria-Torino.
"Deja sin aliento esta payasada que dice que hace 35 años Shaun Greenhalgh creó La Bella Principessa en el pequeño taller de su jardín en el norte de Inglaterra y no Leonardo Da Vinci hace más de 500 años en Milán", aseguró el excomisario del Museo Británico y del Getty (Los Ángeles) Nicholas Turner.
Turner da una serie de detalles técnicos para desmentir al falsificador, entre ellos que la pincelada de un zurdo como Leonardo no se puede imitar, o que no se puede justificar que el lienzo tenga como soporte una madera de roble del siglo XVII.
"No veo el momento de ver al señor Greenhalgh cuando nos enseñe cómo dibuja como Leonardo, sea en papel o, aún más difícil, en un pergamino bueno, preparado de la manera adecuada. Me pondré en primera fila para verlo", añadió Turner.
La primera en sostener que esta obra tanto en el trazo del pintor como sus materiales coincide con las primeras obras en pastel de Da Vinci, la experta italiana Cristina Geddo, mostró su indignación por que "una obra de Leonardo esté implicada en un asunto tan grotesco y trágico al mismo tiempo".
El fundador del instituto Lumiere Technologym, Pascal Cotte, afirmó que "la evidencia científica e histórica no deja ninguna duda sobre la autenticidad de la obra realizada en pergamino. Los falsificadores viven de mentiras y acusaciones".
Mientras que el profesor de la Universidad de Oxford Martin Kemp, experto internacional sobre el pintor italiano y que ha escrito el volumen con las pruebas de que el cuadro es de Leonardo y recogidas en un documental de National Geographic aseguró que "es una historia ridícula".
Las declaraciones de Shaun Greenhalgh, sentenciado a cuatro años y ocho meses de cárcel en 2007 por otras falsificaciones, en la víspera de la publicación de su libro, no hacen más que alimentar el misterio y la fascinación que rodean a este cuadro.
El retrato de esta joven rubia, de ojos claros, retratada de perfil, que pertenece al coleccionista canadiense Peter Silverman, fue expuesto por primera vez en Italia en diciembre del año pasado.
El cuadro, de 33 por 23 centímetros, se vendió en 1998 en una subasta en Nueva York por 19 mil dólares como un retrato del siglo XIX de autor desconocido y con el nombre de "Joven de perfil con vestido del Renacimiento", pero el coleccionista canadiense que la adquirió comenzó sus investigaciones ante la sospecha de que fuese una obra de Da Vinci.
El coleccionista envió documentos y fotografías a Kemp, quien identificó el retrato como una hoja que faltaba de un volumen conocido como "La Sforziade", que se encuentra en la Biblioteca Nacional de Varsovia, del siglo XV y que perteneció al gran mecenas de Leonardo, el duque de Milán Ludovico Sforza.
Pero además, se encontró en el cuadro una huella dactilar en la esquina superior izquierda "muy comparable" a la encontrada en un retrato "San Jerónimo" del pintor renacentista italiano que se conserva en el Vaticano.
De esta manera, "La bella princesa" anónima se convirtió para algunos expertos en la joven noble Bianca Sforza (1482-1496), de entre 10 y 13 años, una de las hijas ilegítimas del duque, que fue retratada poco antes de su boda y falleció pocos meses después casarse.
sc