Mel Bochner, uno de los fundadores del arte conceptual e instalación en Estados Unidos, presenta por primera vez su obra en México a través de la exposición Words, words, words..., como respuesta al discurso predominante en la sociedad, que el artista considera muchas veces vacío.

La muestra que se exhibe en la Galería Hispánica Contemporánea, integrada por 13 piezas, lo mismo reza “Blah blah blah”, que palabras y frases como “Liar, Hypocrite, Hustler... Bull shit artist”.

El proceso creativo de Bochner se basa en conjugar la manera en la que nos comunicamos a diario; selecciona palabras de una lista de sinónimos, a las que da cierto orden según su significado y sonoridad; así, apuesta a que cada espectador realice un viaje de significados e imágenes a través de los términos usados “dentro de toda la avalancha de mierda del lenguaje”, dice.

Sobre su fuente de inspiración, Bochner asegura que: “No trabajo de la inspiración, trabajo sobre ideas; ya no cuento cuántas piezas hago, simplemente las hago”.

Su día parece el ritual de quien está acostumbrado a ser constante; y, habituado a usar sólo las palabras precisas, medidas como si estuvieran en uno de sus cuadros, detalla su día: “Despierto en la mañana, tomo el desayuno, leo mis correos electrónicos, el periódico, voy a mi estudio y retomo lo que dejé el día anterior”.

El artista originario de Pittsburgh lleva 40 años creando trabajos basados en el lenguaje, a partir de cosas que escucha en la calle, lo que le dicen sus hijos o incluso de la televisión.

Bochner, cabello color ceniza y rodeado de piezas llenas de colores, texturas, simetría y un toque de poesía, asegura que para recrearse a sí mismo y seguir con propuestas frescas después de décadas sólo sigue su propia mente: “Alguna idea nueva viene e intento ver a dónde me lleva. Puede no llevarme a ninguna parte, puede llevarme a algún lugar en el que no esté contento de estar, es un proceso, mi trabajo es seguirlo y ver a dónde me lleva, esperando que sea un lugar nuevo”.

El interés de experimentar. Los intereses del artista y sus preocupaciones sobre el arte parecen sencillas: “Con el tiempo me he dado la oportunidad de experimentar otras cosas que me gustan, como el color y la textura. Me interesan las formas en que se hacen las cosas, la manera en que el lenguaje es entregado, las distintas maneras de ligarlo a un significado, dependiendo de cómo esté plasmado. Me interesa el sonido de las palabras, hay una especie de poesía en ello. Para mí, la tipografía y el color son parte del significado y mi trabajo los une”, dice.

La obra del Bochner, que ahora se muestra en Guadalajara 88, esquina Colima, colonia Roma, también se ha expuesto en museos como The Jewish Museum, Nueva York, en 2014; el Haus der Kunst, Munich, en 2013; Museu de Arte Contemporanea de Serralves, Porto, Portugal, en 2013 y The Whitechapel Gallery, Londres, en 2012.

Esta muestra, que se presentará hasta el 28 julio, está dedicada exclusivamente a la obra estampada experimental que el artista ha producido durante los últimos 20 años, en gran parte, con el estudio Two Palms de Nueva York.

Sobre su acercamiento al arte, Mel, como se refieren a él sus amigos, dice que nunca quiso convertirse en artista, “siempre creí que ya lo era, fue sólo encontrar qué significaba serlo. Así que pasé mi vida intentando averiguarlo... y sigo sin saber lo que significa”, comenta con una sonrisa y un fondo irreconocible de voces que le rodean.

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