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yanet.aguilar@eluniversal.com.mx
Una mujer vestida de azul, tan azul como el mar, mira al vacío desde un balcón. Sentada en su silla a la eterna espera de los recuerdos que brotan, ve pasar su vida: su niñez, su juventud, su madurez. Siente la vejez. No está ante un teatro, es un auditorio repleto de curiosos que también buscan sumergirse en el ayer, cuando eran habituales los radioteatros; cuando los espectadores asistían a la transmisión en vivo de historias dramatizadas que otros escuchan en su radio.
La mujer es María Teresa Calderón López, la actriz que junto con el maestro José Solé, ha emprendido un proyecto nostálgico y experimental en estos tiempos de grandes revoluciones. Sobre el escenario también está don Vicente Morales haciendo los efectos de sonido y musicalizando en vivo la adaptación de La señora en su balcón, el montaje que forma parte de un programa dedicado a Elena Garro, en el centenario de su nacimiento.
Antes de las seis de la tarde, el locutor llama al silencio del auditorio que emocionado mira cómo todo se prepara ante sus ojos. Puede ver las botellas de cristal que se harán sonar cuando salga o entre a escena el lechero; el fardo que se dejará caer cuando termine la historia, el plumero, los platos que se habrán de quebrar, el tocadiscos del que saldrá la música y los efectos de sonido que enmarcan las escenas y que permiten a los radioescuchas imaginar.
El auditorio está expectante, sabe que va atestiguar la creación en vivo. Es teatro pero sin mayor escenografía; es actuación pero los actores, aunque caracterizados para su personaje, sostienen las hojas con sus diálogos en las manos; es producción teatral pero los asistentes son testigos de cómo un hombre mayor y una jovencita en el escenario musicalizan y hacen los sonidos que acompañan a la historia.
El radioteatro fue en el pasado un género muy socorrido por las emisoras. Entre 1920 y 1940 tuvo un gran desarrollo en todo el mundo y México no fue la excepción, incluso muchas décadas después se siguió haciendo, y aun ahora en las radiodifusoras culturales se realizan estas producciones siempre abiertas para el público.
“Fue un proyecto en el que estuvo muy interesado el productor de Radio Educación, Mario Ledezma, inclusive hemos llevado al escenario al creador de los efectos, don Vicente Morales, quien es toda una institución. El sí vivió la época en la que estaba ahí el efectista, como lo estamos haciendo ahora, para que la gente viera cómo se hacían los efectos que se escuchaban en la radio”, señala María Teresa Carledón López.
La actriz, argumentista de radio y televisión y adaptadora dice que ha sido toda una experiencia. “Por un lado uno tiene que trabajar como actor para el público presente, en la gesticulación y en la cuestión corporal para que vean verdad; y por otro lado hay que estar muy atento a cuestiones técnicas”.
María Teresa Calderón, quien tuvo a su cargo la adaptación de todas las obras de Elena Garro seleccionadas para este proyecto, dice que es necesaria la concentración.
Obras adaptadas. Elena Garro escribió cuento, novela, y periodismo. Pero para teatro lo hizo pensando en los escenarios. Pero este proyecto apuesta por la transmisión en vivo para un auditorio presente y para otro que escucha en radio. Esa necesidad llevó a María Teresa Calderón a emprender una adaptación de cada pieza para el programa conmemorativo que se realiza en el Centro Cultural Elena Garro.
“Es muy diferente, Garro escribió básicamente para teatro, pero la cuestión de la musicalización, de los efectos, de la ambientación, es un cúmulo. Los movimientos tienen que ser muy bien calculados para no salirse del micro, el movimiento de los actores para la radio es muy limitado”, dice.
De las exigencias para los actores dice: “Tiene que ser mayor la expresión con la voz, lo que nos limitamos en movimiento tenemos que lanzarlo con la voz y darlo con todo el sentimiento, pero no contamos con apoyos como la escenografía para pararte, sentarte o recargarte, eso es difícil”.
María Teresa Calderón también actúa, como en el caso de La señora en su balcón, presentada el último sábado de julio, una historia dolorosa que, asegura, tiene mucho de la vida y las soledades de Garro. Pero su gran reto será la interpretación de Los recuerdos del porvenir, con la que termina el ciclo y donde ella sola hará la lectura dramatizada con efectos y música.
“Hay que hacer malabares, calcular centímetro a centímetro el escenario y segundo a segundo la parte radiofónica. Esto lleva a muchos ensayos y no sale de pronto”, asegura.
Las aventuras de dirigir. José Solé, director teatral, actor y formador de varias generaciones de actores, ha dirigido infinidad de obras, pero nunca antes había dirigido montajes para radioteatro. “Me invitaron a este proyecto, a la adaptación un poco de este experimento, a mí me dio bastante miedo, siempre me dan miedo los proyectos en los que no he intervenido”.
La propuesta parece sencilla. Los radioteatros se fundamentan en los diálogos, la música y los efectos de sonido, podrían definirse como dramatizaciones. Parecería incluso que son un género del pasado, pero no es así. En marzo de 2015, en México, Madrid, Bogotá y Buenos Aires se llevó a cabo simultáneamente el tercer Congreso Internacional de Radioteatro y Ficción Sonora para revisar la historia del radiodrama o radioteatro, así como su evolución, estado actual y futuro. La propuesta fue recuperar la narrativa en la radio.
La experiencia ha sido tan interesante que terminados los radioteatros en el Centro Cultural Elena Garro, las seis piezas seleccionadas: La culpa es de los tlaxcaltecas, La señora en su balcón, La mudanza, El encanto, tendajón mixto, Un hogar sólido y Los recuerdos del porvenir, comenzarán en noviembre una gira por todas las escuelas del Instituto Politécnico Nacional ya no como radioteatros sino como teatros.
El director de escena que acaba de cumplir 87 años dice estar muy contento de la recepción de este proyecto. “Estoy de verdad muy contento porque ha resultado muy bien, tenemos un público que viene el último sábado de cada mes cuando presentamos ya sea una obra de teatro, una adaptación de un cuento o una adaptación de una novela”, lo dice minutos después de que el locutor tomó el micrófono y señaló: “Estamos fuera del aire”.