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Al recibir la Medalla Bellas Artes 2016, el poeta ensayista y dramaturgo mexicano José Ramón Enríquez (1945) confesó sentirse agobiado y abrumado por recibir tal distinción “si no he hecho nada más que mi deber”, expresó emocionado
En la Sala Manuel M. Ponce, del Palacio de Bellas Artes, agradeció a sus amigos Antonio Crestani y Luis de Tavira, a su padre y su madre, “están aquí mis amigos de niños, del colegio, están todos y quiero decirles que muchas gracias, estoy abrumado y pues hay que seguirle”.
En su oportunidad, la directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), María Cristina García Cepeda destacó que la presea se entregó a Enríquez por sus méritos, trayectoria y por su obra, “la cual ha enriquecido tanto nuestras vidas”.
Abundó que para Enríquez, la lírica es una especie de monólogo interior y la dramática poesía dialogada, “Federico García Lorca afirmaba que la poesía se humaniza en el teatro, José Ramón Enríquez su gran lector, encontró en el teatro y la poesía su forma de ser en el mundo.
“Lo hemos escuchado aquí en los textos que sus amigos con tanto cariño nos han regalado esta noche, lo ha expresado también José Ramón en ocasiones que el teatro es para él una liturgia laica, un ritual”, afirmó.
Agregó que las aportaciones de Enríquez al ámbito teatral mexicano como dramaturgo, educador, director escénico o prestando voz y presencia a grupos vulnerables a través de su fundación civil, provienen de los ideales sólidos y el compromiso social en los que se formó desde el hogar y que ha honrado a lo largo de su vida.
La titular del INBA, precisó que Enríquez ha sido hombre de teatro, particularmente connotado por su dramaturgia y también destacado director de escena, docente, actor, crítico, investigador, editor y dedicado promotor cultural.
“Hoy celebramos contigo tus 50 años de trayectoria ininterrumpida en el ámbito escénico de nuestro país, con el merecido reconocimiento de la comunidad teatral, gracias por tu humanismo coherente y comprometido”, concluyó Cepeda.
En tanto, Antonio Crestani, director general de Vinculación Cultural de la Secretaría de Cultura federal, explicó que la Medalla Bellas Artes se entrega a aquellos creadores que han destacado de manera sobresaliente en una disciplina artística.
Sin embargo, hoy la dependencia cultural a través del INBA otorga este reconocimiento a un hombre de la cultura en toda la extensión de la palabra.
José Ramón Enríquez es, esencialmente un hombre de teatro: dramaturgo, director, actor y formador de innumerables generaciones de actores. Pero también es poeta, ensayista, filósofo, editor, columnista, traductor, activista, conductor de TV, libretista de ópera y guionista.
“Por todo ello, no dudaría que pronto nos sorprenda con la incursión en un nuevo género literario. Porque si algo distingue la obra de José Ramón, es la capacidad de asumir altos riesgos.
Al tomar la palabra, Luis de Tavira, director de la Compañía Nacional de Teatro, aseveró que si fuera preciso extremar la síntesis y decir en unas cuantas palabras la cualidad cabal que pudiera identificar el universo poético de José Ramón Enríquez que incluye lo mismo piezas teatrales, que libretos de ópera o poemarios lo diría de la siguiente manera:
“José Ramón Enríquez es un libre pensador comunista y católico confeso, es un libre pensador porque piensa y porque piensa, piensa que piensa, y eso es lo que lo ha hecho responsable de lo que piensa y por eso es dueño de su pensamiento y por lo tanto enemigo del pensamiento único y del pensamiento débil de los rebaños”, afirmó De Tavira.
Apuntó que pensar lo ha hecho libre, libre y fecundo para proponer diversos pensamientos y difundirlo y publicarlos, pensar lo ha hecho libre para decir sin miedo lo que piensa, y provocar así la cultura.
nrv