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El actual estado del cine mexicano no podría explicarse sin el Fidecine y Foprocine, impulsados en su momento por Rafael Tovar y de Teresa, quien murió esta madrugada, cuando estuvo al frente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes a fines de los noventas.
Ambos fondos fueron creados para apoyar proyectos de índole comercial y de autor respectivamente y de los cuales han salido cintas como El crimen del Padre Amaro, La ley de Herodes y Arráncame la vida.
De siete producciones que se realizaron en 1998, ahora entre ambas figuras se han logrado realizar más de 500 largometrajes en los últimos 18 años.
“En esos años, en el Imcine, fue cuando se crearon los fondos al cine, algo que no existía y no hay que soslayar su importancia, claro que es decisión de política pública que no se debe a una sola persona, pero era cabeza de una institución (Conaculta) que atendió al cine desde el lugar de la cultura”, señala Marina Stavenhagen, escritora del filme De la calle.
A Tovar y de Teresa lo conoció desde hace años cuando la creadora estaba en el Centro de Capacitación Cinematográfica, el cual considera, creció con él.
“En el tiempo de su gestión dio un brinco cualitativo a ser una escuela de cine pujante y propositiva, un semillero de nuevos cineastas”, comenta.