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En el 500 aniversario de su nacimiento, la Abadía de Westminster rindió hoy tributo a María I de Inglaterra, conocida como María Tudor y nieta de los Reyes Católicos, que consiguió estrechar relaciones entre Castilla e Inglaterra.
María I Tudor fue la cuarta monarca de la dinastía que lleva este nombre y sucesora de Juana I, quien apenas ocupó el trono unos días después de que Eduardo VI muriese.
Hija de Enrique VIII y Catalina de Aragón, esta reina es recordada por abrogar las reformas religiosas introducidas por su padre y reestablecer el catolicismo como religión oficial en Inglaterra.
En este proceso condenó a cerca de 300 religiosos disidentes a morir en la hoguera en las Persecuciones Marianas, motivo por el que recibió en la historiografía protestante posterior el apodo de María la Sanguinaria (en inglés, Bloody Mary).
No obstante, la vuelta al catolicismo romano fue revertida por su sucesora y hermanastra, Isabel I, hija del rey Enrique VIII y su segunda esposa, Ana Bolena.
El acto, convocado por la asociación Blas de Lezo, se celebró en la "Lady Chapel", donde María I está enterrada junto a su hermana Isabel.
Los asistentes -representantes de diversas asociaciones culturales y de la Embajada de España en el Reino Unido- llegaron a la puerta del Trono en la capilla de San Jorge, donde fueron recibidos por el canónigo Vernon White, quien les acompañó en una visita por la Abadía.
A su llegada a la capilla, White hizo un responso y destacó que esta ceremonia apela a la "reconciliación" de dos hermanas que, pese a la división religiosa del momento, compartieron una "sincera creencia".
"También es un símbolo de diferentes países, diferentes creencias, diferentes culturas finalmente trabajando juntas", agregó.
A continuación, se depositó una corona de flores, con las banderas española y británica, a los pies de la tumba de la reina, y el presidente de la asociación Blas de Lezo, Luis del Rivero, pronunció unas palabras en su honor.
Del Rivero resaltó la participación de María Tudor en dos momentos históricos "estelares", en un intento de estrechamiento de relaciones entre Castilla e Inglaterra.
"El primero, su propio nacimiento, porque crea una heredera de Inglaterra, y después durante su reinado se produjo el hecho único en la historia de que durante cuatro años Felipe II fue rey consorte de Inglaterra y durante dos años María Tudor fue reina consorte de España y reina de Inglaterra", explicó.
Así, continuó el experto, "se dio la circunstancia de tener durante dos años los mismos reyes" en ambos territorios.
"Durante los dos primeros años del reinado Felipe II todavía no era rey de España, fue primero rey de Nápoles para poder tener el título en Inglaterra, y fue el único consorte que lo ha tenido en la historia de este país", indicó.
María, relató, tuvo una infancia "muy brillante", pero una adolescencia "llena de tristeza" por la separación de sus padres y el matrimonio de Enrique VIII y Ana Bolena.
Tras la muerte de su hermano, ocupó el trono durante cuatro años, dos de los cuales gobernó tanto en España como en Inglaterra, lo que la convierte en la única mujer que ha ostentado ambos títulos.
"Durante el reinado de María I de Inglaterra se volvió a la obediencia católica, si bien cuando llegó su hermana Isabel I se restauró el anglicanismo", prosiguió.
"Luego hubo épocas de reyes católicos, hasta los Hannover, a partir de los cuales todos han sido protestantes, pero a fin de cuentas dentro del mismo tronco cristiano", afirmó el presidente de la Asociación Blas de Lezo.
Tanto los ingleses como los españoles, agregó el experto, "tienen una historia muy potente que se refleja en millones de ciudadanos del mundo que tienen como idioma materno una de los dos lenguas" y ambas poblaciones, concluyó, "representan las dos culturas más importantes de Occidente cristiano".
sc