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La primera sala del Museo de la Prehistoria, un ambicioso proyecto científico al que se han sumado unas 130 familias mayas de la zona turística de Tulum, en el sureste de México, abre al público después de 10 años de investigación.
Se trata de un "esfuerzo único" en el mundo de la ciencia porque en él participan directamente los auténticos propietarios de los terrenos, que son más de 130 familias mayas, dijo el director del Museo de la Prehistoria, Eugenio Aceves, en una entrevista.
Además, incluye un laboratorio de investigación en la entrada de los cenotes Dos Ojos, justo en la zona donde se han hallado restos fósiles de animales prehistóricos y esqueletos bien conservados de los habitantes más antiguos del continente.
"Estamos inaugurando la sala de la Era del Hielo; es un paso muy importante después de 10 años de investigación", señaló Aceves.
Después será abierta al púbico la sala Jardín de la Era del Hielo, que reunirá "representaciones de las diferentes especies de megafauna que se han encontrado en las cuevas", detalló.
"Tenemos también el proyecto de un laboratorio donde se puedan hacer procesos de investigación, monitoreos del agua, estudios de diferentes sitios hasta un espacio para la conservación del material", explicó.
El Museo de la Prehistoria, ubicado en la Riviera Maya a menos de 15 kilómetros de la zona arqueológica de Tulum, cuenta actualmente con 15 réplicas de las piezas que han sido descubiertas en los cenotes localizados en la comunidad maya de Jacinto Pat.
Si bien en esta zona del suroriental estado de Quintana Roo ya han sido descubiertos y clasificados al menos 600 cenotes (depósitos de agua manantial), muchos están abiertos al público para actividades recreativas y el resto son celosamente custodiados por los mismos habitantes de Jacinto Pat.
Una de las piezas del museo que destacan es "La Mujer de las Palmas", uno de los esqueletos más antiguos del continente y catalogado como el rito funerario más antiguo, con más de 12 mil años.
La Mujer de las Palmas fue encontrada "a mediados de los años 90 por un explorador norteamericano, James Coke", quien reportó su hallazgo al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), pero una década después un grupo de arqueólogos subacuáticos empezó con los estudios, detalló Aceves.
Durante un recorrido de los medios de comunicación por el recinto, el director del Instituto de la Prehistoria en América, Jerónimo Avilés Olguín, explicó que en los 80 kilómetros que se han explorado en la zona de cuevas sumergidas del sistema Dos Ojos, considerado el tercero más largo del mundo, se han hallado especies únicas.
En ese sentido, recordó el descubrimiento realizado hace dos meses por el espeleobuzo Vicente Fito de un esqueleto completo y bien conservado de un perezoso gigante al que buscan clasificar como Quintanarronix.
"Esqueletos como el del perezoso gigante (...) no han sido descrito por la ciencia, se analizan varias opciones y, entre todas esas, estamos sugiriendo a los paleontólogos que su nombre sea registrado como Quintanarronix, que quiere decir la garra de Quintana Roo", añadió.
Eleazar Maas Kinil, representante comunitario de Jacinto Pat, dijo que gran parte de los empleos generados tanto en el museo, como en las actividades recreativas y turísticas, están en manos de las familias de la comunidad, que se han ido capacitando y aprendiendo otras lenguas.
"Desde pequeños escuchábamos que habían encontrado cosas en los cenotes (...) era un sueño lograr tener un museo en este lugar", comentó.Tener un museo "es complicado, (pero) lo estamos haciendo con recursos propios porque queremos que la gente conozca la historia de nuestros cenotes", además de poder "disfrutar sus aguas cristalinas".
En 9 mil 700 hectáreas hay unos 600 cenotes, entre ellos el Jaguar, donde hay una tirolesa; el Pit, que tiene 70 metros de caída libre para el espeleobuceo, y el Misterio Maya, que tiene 200 metros para hacer esnórquel, además de Dos Ojos.
rqm