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Gabriel Sierra Fincke se recuerda como un joven triste, melancólico y solitario. Si algo le ha dejado la publicación del Piano juguetón de Gatito Pelón. Método incluyente de enseñanza básica para niños y personas con discapacidad, es afecto. Reflexiona unos segundos y, con voz pausada, admite: “Este libro me ha hecho sentir el cariño de afuera, que a lo mejor nunca me había permitido sentir. Antes me veía observando, ahora me veo como alguien feliz, que disfruta”.
Egresado del Conservatorio Nacional de Música, Sierra Fincke entró a la docencia casi por casualidad. Cuando tenía 17 años caminaba por la calle y vio que metían un piano a una guardería. Estaba en los inicios de su carrera como pianista, y preguntó si necesitaban uno. “No, ¿pero sabe canciones infantiles?”, le respondieron. Esa fue su primera incursión en el campo de la enseñanza.
Ganó en 2012 el premio de Educación Artística del Instituto Nacional de Bellas Artes y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. En 2013 volvió a obtener la beca y así dio continuidad a su obra y pudo imprimirla. La publicación del libro representó un reto para el músico. “Fue padrísimo y a la vez aterrador porque: ¿cómo se hace un libro?”, recuerda haberse preguntado al narrar las peripecias que lo llevaron a dar vida a “Gatito Pelón”, el colorido protagonista de su obra.
Desde la planeación hasta la impresión del texto, pasando por su promoción y distribución, Sierra Fincke se rodeó de “un equipo de profesionales que se puso la camiseta con mucho cariño, se enamoraron del proyecto sin el signo de pesos de por medio”. Así pudo poner en papel a su cómplice musical, enfatiza. El juguetón minino que salta, canta y come chicharrón en las páginas de este método incluyente fue ideado por el pianista hace más de 20 años.
"Ha vuelto a tener ganas de vivir"
Su experiencia en la enseñanza del piano es la base del texto, pensado “para todos: niños, jóvenes, personas de la tercera edad con y sin discapacidad”, aclara el director de la Academia Amadeus, que fundó en 1996.
La esencia de este libro es transportar la enseñanza de la música, quizá la más abstracta de las artes, a la vida cotidiana del alumno, de manera lúdica y amable.
El músico, que lleva casi 35 años dando clases, incursionó en la Escuela de Iniciación Artística no. 4 del INBA. Ahí coordina el Taller de Sensibilización y Piano para Personas con Discapacidad, el primero en su tipo en escuelas públicas de México.
A este espacio lleva Amparo Aguilar a su hija desde hace cuatro años. “Ella había caído en depresión y al entrar al taller ha vuelto a tener ganas de vivir”, cuenta con voz entrecortada y dice que, tras terminar la educación especial, le fue muy complicado hallar un nuevo sitio de enseñanza. Por eso, encontrar este lugar ha sido su motor. “Lo que me motiva es haber hallado un lugar donde ella se sienta feliz”.
Parte del trabajo de Gabriel Sierra Fincke pudo verse en el Museo de San Carlos, donde impartió el taller de “Gatito Pelón” ante un auditorio diverso. En poco más de una hora, las lecciones del método se pusieron en práctica.
Sierra asegura que la enseñanza a niños con discapacidad exige ser uno mismo. Además, asevera que enseñar a niños requiere de “reconocer quién eres y no aterrarte ante ello, tienes que ser tú mismo, sin fingimientos”.
Piano juguetón de Gatito Pelón busca derribar mitos asociados al aprendizaje del piano: “la falta de talento, de tiempo, la edad”, explica el músico. Además apuesta por el vínculo afectivo entre maestro, padres y alumno como esencia de la enseñanza musical. “Aprender haciendo y destapar la creatividad”, concluye Gabriel Sierra Fincke.