Más Información
De la Fuente alerta por tráfico ilícito de bienes culturales; Gobierno recupera 220 piezas arqueológicas
Reforma “ternurita”: Imjuve lanza campaña para promover elección judicial; “ellos nos salvarán del neoliberalismo”
Dan revés a la FGR en caso de “La Jefa”, esposa de “El Mencho”, al no lograr vinculación a proceso por crimen organizado; seguirá en prisión
Hace 72 millones de años, el territorio donde se encuentra Coahuila era muy diferente. En vez de desiertos, había pantanos. El agua dulce, de ríos y lagunas, se juntaba con la del mar en diferentes puntos; y la humedad del ambiente permitía el crecimiento de exuberante vegetación, donde probablemente un hadrosaurio era acechado por un cocodrilo gigante. Justo en este escenario vivía el recientemente descubierto y nombrado Yehuecauhceratops mudei. Este dinosaurio ceratópsido, una familia popularmente reconocida por poseer cuernos en la cara, se convirtió en la cereza que coronó diez años de investigación de un grupo de científicos liderados por especialistas del Museo del Desierto en Coahuila (Mude).
La aventura inició en 2007 cuando el INAH le dio luz verde al proyecto “Dinosaurios de la región desierto de Coahuila”, una iniciativa del mencionado museo para encontrar fósiles de dinosaurios en diferentes sitios al norte de la entidad. El Maestro en Ciencias, Héctor Rivera Sylva, jefe del Departamento de Paleología del Mude, señala que en nuestro país han existido varios hallazgos importantes de dinosaurios, pero son muy esporádicos. “Son encuentros muy raros, no hay una fauna de este tipo tan amplia en comparación a la de otros lugares como Canadá y EU, que tienen una gran lista de dinosaurios de diversos periodos, no sólo del cretásico. Nosotros solamente contamos con un puñado de dinosaurios nombrados para México”, señala.
Los primeros restos de dinosaurios de los que se tienen registro en nuestro territorio fueron los de un Troodon “diente hiriente”, recolectados en 1856. Este omnívoro pequeño, tenía similitud morfológica a los grandes raptores y fue uno de los primeros dinosaurios en conocerse en todo el continente. Sus retos fueron encontrados en Coahuila y Baja California Norte.
Más de un siglo después de este encuentro, sólo se han registrado una decena de hallazgos, como el Tototlmimus packardensis, un dinosaurio de cuello largo y pico sin dientes. Este ejemplar, recientemente descrito, fue localizado en la Cuenca Cabullona, en Sonora. Además de varios hallazgos previos, principalmente realizados al norte del país, sobresale uno en Michoacán, localizado a principios de este siglo. Se trata del Huehuecanahutlus tiquichensis un dinosaurio herbívoro de mandíbulas afiladas.
Para el biólogo José Rubén Gúzman Gutiérrez, paleontólogo de vertebrados y colaborador del Mude, el bajo registro de dinosaurios en nuestro país tiene que ver con varias situaciones. Una de ellas es que durante la era mesozoica, periodo en el que habitaron los dinosaurios, nuestro territorio se encontraba bajo el mar. “La parte terrestre del continente era una franja muy pequeña, las rocas que afloraron se encontraban básicamente al norte de la República en lo que hoy es Baja California, Sonora, Chihuahua y Coahuila”.
El experto señala que por esto la investigación paleontológica de dinosaurios se ha concentrado en estos sitios, además, otra situación que ha limitado su estudio es que sus restos se encuentran ocultos en lugares muy inaccesibles, zonas desérticas que dificultan el trabajo paleontológico. “Otra razón es que también hay muy pocos paleontólogos en México. Tenemos esa desventaja, pues hay muy pocas instituciones que se dedican a la paleontología en general; y aún son menos en el área específica de dinosaurios. Por esto es que también los registros son menores en comparación de EU, Canadá, incluso Argentina”.
Un descubrimiento de peso
Para Rivera Sylva un descubrimiento de este tipo posiciona a México en el estudio de dinosaurios a nivel mundial porque además deja abiertas las posibilidades de que existan muchos más no sólo en Ocampo, sino en otros municipios de gran importancia en la paleontología de dinosaurios como: Sabinas, General Cepeda, Parras de la Fuente y Ramos Arizpe. Explica que lo largo de este estudio aparecieron restos de otros dinosaurios y cocodrilos, pero de los que ya se tenía registro en EU, sin embargo de este ceratópsido no había registro en ningún otro lugar del mundo.
Este dinosaurio, descubierto en el municipio de Ocampo, tenía hábitos herbívoros y era un adulto de aproximadamente tres metros. “Los sedimentos donde fue encontrado indican que habitaba ciénegas y zonas aledañas a la costa. Convivió con tiranosaurios y cocodrilos gigantes, así como hadrosaurios”. De hecho, los hadrosaurios, comúnmente conocidos como dinosaurios pico de pato, son los ejemplares más comúnmente identificados en México.
Por otra parte, Guzmán Gutiérrez explica que los ceratópsidos se dividen en dos familias: centrosaurinos y casmosaurinos. “En México los registros sólo pertenecían a los casmosaurinos y este nuevo género y especie encontrado pertenece a los centrosaurinos. De ellos no se tenía representante en el país, por lo tanto en el registro más austral y sureño de este grupo para el mundo”, apunta y agrega que se tiene la hipótesis de que las condiciones ambientales que se dieron durante el mesozoico en Coahuila, eran diferentes a las que se daban más al norte.
Este trabajo tiene evidencia asociada sobre el paleoambiente de la época, como fósiles de frutos, polen, organismos acuáticos, peces e incluso una cucaracha. “En ese entonces se llevó a cabo un fenómeno que nosotros conocemos como especiación diferenciada de dinosaurios porque había un ambiente diferente al que se daba en EU. Es por eso que los dinosaurios encontrados en Coahuila y algunas otras partes de México, son nuevos en géneros y especies”, dice.
Puntualiza que este no es el primer especímen de singular presencia a nivel mundial, pues se han han encontrado otros también en Coahuila (este es el tercero), así como en Baja California, Sonora y Michoacán. Se piensa que por estas características, nuestro territorio podría albergar muchas más especies únicas en el mundo.
Huellas que descifran el futuro
El jefe de Paleontología del Mude señala que otra de las aportaciones de este estudio es la información histórica sobre el cambio climático, un fenómeno que aunque hoy se acelera por la influencia del hombre, también se ha observado en el mundo de manera natural a lo largo del tiempo, convirtiendo, por ejemplo, costas en desiertos.
Además de la participación de Rivera Sylva y Gúzman Gutiérrez en la publicación del estudio científico, otro integrante mexicano y dos alemanes son nombrados en el texto; pero el grupo de personas que estuvo inmiscuido a lo largo de todo el proyecto, de manera directa o indirecta, lo conformaron cuarenta personas. El esqueleto reconstruido del dinosaurio ya forma parte de la colección paleotológica del Mude y actualmente se presenta al público en la muestra recién inaugurada Dinosaurios ahora.
El biólogo señala que existen varios proyectos del género que están a la espera de que el INAH los apruebe, además de que se deben detallar cuestiones relacionadas con los recursos para realizar las investigaciones, sin embargo considera que la inminente reconformación del Consejo Nacional de Paleontología ayudará a volver más ágiles los diferentes procesos relacionados con el impulso de este tipo de investigaciones científicas en nuestro país.
Gúzman agrega que apenas están “rascando” la superficie de esta región que colina en la frontera norteaméricana con el Big Bend de Texas, zona paleontológica de dinosaurios de gran relevancia a nivel mundial. “Conocemos muchos sobre la presencia de dinosaurios en otras partes del mundo, los niños se saben sus nombres y hasta sus hábitos desde muy pequeños, pero se desconoce el trabajo que se hace en México”
Para el especialista es vital difundir que también se realiza paleontología de dinosaurios en nuestro territorio desde hace muchos años y con descubrimientos muy partículares. “Finalmente creo que la paleontología es una ventana a la ciencia y puede ser otra forma para que los niños se interesen en vocaciones científicas, tal como lo hace también la astronomía”.