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Las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT, define la Organización Mundial de la Salud) son afecciones de larga duración con una progresión generalmente lenta como son el cáncer, las enfermedades cardiovasculares, no respiratorias crónicas y diabetes; y que cobran la vida de 36 millones de personas cada año.
De acuerdo con el gerente de Health Economics & Market Access de Johnson & Johnson, Olivo Omar Zanela García, aunque las tasas de mortalidad por enfermedades crónicas no transmisibles han disminuido, la calidad de vida de quienes las padecen se ha deteriorado, pero además generan un impacto negativo en el crecimiento y desarrollo económico de un país.
Y es que de acuerdo con el maestro en economía por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), las enfermedades crónicas no transmisibles generan discapacidades, bajas en productividad y jubilaciones tempranas en individuos que las padecen.
“La persona que desarrolla estas enfermedades no trabaja al 100% de su capacidad debido a su condición: tiene que acudir al médico constantemente, el peor escenario es que no vaya a trabajar. Al tener personas que no están al 100% de su productividad, el crecimiento económico de un país es limitado”, indicó.
El también candidato a doctor en innovación y responsabilidad social en la Universidad Anáhuac del Norte indicó que los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) invierten entre uno y 1.5% del producto interno bruto (PIB) en el mantenimiento de estas discapacidades. El porcentaje se eleva hasta cuatro y 5% del PIB en países europeos.
Omar Zanela García citó un estudio realizado por el Instituto de Estudios Económicos Estratégicos de Victoria (VISES, por sus siglas en inglés), cuyo objetivo fue obtener evidencia sobre el impacto de la salud en la productividad y la asistencia al trabajo por este tipo de enfermedades en Brasil, Colombia, India, Indonesia, Japón, Kenia, Polonia, Arabia Saudita, Singapur, Sudáfrica, Turquía y México. Los resultados de este indicaron que los costos económicos del ausentismo, presentismo y muertes por ECNT en estos países crecerán de 3.7 a 3.9% del PIB entre 2010 y 2030.
Explicó que aunque México tiene uno de los menores costos relacionados con el presentismo, ausentismo y muertes por enfermedades crónicas no transmisibles,(3.8% del PIB en 2015), estos aumentarán de 51.2 a 102 billones de dólares en 2030, mientras que el costo económico de la jubilación temprana se estima crecerá de dos a 2.6% del PIB en los próximos 15 años.
Factores de riesgo
De acuerdo con el especialista en farmacoeconomía, invertir en el cuidado de la salud es contribuir con el desarrollo económico del país. Una de las formas más efectivas de hacerlo es trabajar en los factores de riesgo para la incidencia futura de las enfermedades crónicas no transmisibles, el componente más importante de la carga de la enfermedad del país.
“Hay que invertir en sistemas de información, debemos tener la mejor información y evidencia científica posible. La información no es consistente a lo largo de los países y los sistemas de información no son ni robustos ni tienen el alcance que se necesitan para establecer conclusiones mucho más profundas. Si queremos tomar mejores decisiones en salud, necesitamos invertir en infraestructura y tener información”, concluyó.
jpe