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Diversos estudios han advertido sobre los riesgos para la salud que implica el consumo de bebidas energéticas. No obstante, su popularidad, sobre todo entre los más jóvenes, sigue intacta. Estos productos irrumpieron en los mercados hace más de 20 años y su principal característica es que estimulan el sistema nervioso central, de manera que eleva los niveles de alerta de quienes las beben.
Sin embargo, esto significa costos bastantes altos para el organismo, ya que a los pocos minutos de ingerir una bebida energética, el cuerpo empieza a reaccionar. Peor aún si se mezclan con alcohol, como lo demostró una investigación realizada por la Universidad Purdue de Indiana, Estados Unidos, cuyos resultados fueron dados a conocer a fines de octubre pasado.
En este sentido, el estudio reveló que cuando los adolescentes mezclan las bebidas energéticas con alcohol, el funcionamiento de sus cerebros se altera de forma similar a si hubieran consumido cocaína.
Para llegar a esta conclusión, los científicos utilizaron ratones a los que les dieron a tomar bebidas energéticas de dos marcas diferentes junto con alcohol. Se recurrió a esos animales, ya que otros estudios habían demostrado que los cerebros de ratones expuestos a drogas experimentan cambios similares a los observados en los seres humanos.
"Al parecer las dos sustancias juntas los empuja a un límite, que causa cambios en su comportamiento y modifica la neuroquímica de sus cerebros", explicó Richard van Rijn, director de la investigación.
¿Qué ocurre en el cuerpo después de tomar una bebida energética?
Al parecer, este último estudio levantó nuevamente las alarmas en relación a los problemas de salud asociados a las bebidas energéticas y es por esto que diversos medios han retomado una información aparecida hace algún tiempo, que explica qué ocurre en el organismo humano luego de beber uno de estos productos.
Los datos fueron recopilados por Personalise, un sitio web británico de ventas online, a partir de las muchas investigaciones que se han realizado sobre las bebidas energéticas. La información está basada específicamente en el caso de una conocida marca del rubro, cuyas latas de 250 ml contienen 80 mg de cafeína y 27.5 gramos de azúcar.
1.- Primeros 10 minutos: la cafeína empieza a ser absorbida por el torrente sanguíneo. Esto provoca que el ritmo cardíaco y la presión arterial aumenten.
2.- A los 15-45 minutos: los niveles de cafeína alcanzan su peak, por lo que la persona se siente alerta y concentrada.
3.- A los 30-50 minutos: el cuerpo ya ha incorporado toda la cafeína y el hígado reacciona absorbiendo más azúcar.
4.- A los 60 minutos: se produce el denominado "bajón de azúcar", debido a que los niveles de esta comienzan a decaer, a la vez que los efectos de la cafeína empiezan a desaparecer.
5.- A las 5-6 horas: todavía un 50% de la cafeína circula por el torrente sanguíneo.
6.- A las 12 horas: casi toda la cafeína se habrá eliminado del organismo.
7.- A las 12-24 horas: comienzan a presentarse los primeros síntomas de abstinencia de la cafeína, como dolor de cabeza, irritabilidad y estreñimiento.
8.- A los 7-12 días: según los estudios, este es el tiempo que se demora el cuerpo en acostumbrarse a la ingesta de altas dosis de cafeína, si se consume al menos una bebida energética diaria.
¿Tomar o no tomar?
Si bien los estudios sobre bebidas energéticas no pretenden demonizarlas, sí buscan ser una referencia para regular su consumo y que este no implique riesgos para la salud. En este sentido, según una clínica especializada, la ingesta de bebidas energéticas no debería superar los 500ml por día.
Sin embargo, hay personas que por ningún motivo deberían tomar una: quienes sufren problemas cardíacos o de presión arterial alta; niños y adolescentes, y mujeres embarazadas o en etapa de lactancia. En todo caso, si lo que se busca es "recargar pilas", la principal recomendación de la entidad de salud estadounidense es buscar alternativas a las bebidas energéticas, como dormir bien, hacer actividad física y llevar una dieta saludable.