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En México, 55% de la población de 40 a 70 años padece disfunción eréctil, que se define como la incapacidad persistente para conseguir o mantener una erección que permita llevar a cabo una relación sexual satisfactoria.
“Cuando un hombre sospeche que la tiene, debe consultar al médico”, recomienda Mariano Sotomayor de Zavaleta, profesor de Urología de la Facultad de Medicina de la UNAM y ex presidente de la Sociedad Mexicana de Urología.
Para fortalecer su recomendación, el académico universitario recurre a un ejemplo que da a sus pacientes en consulta: “Los automóviles tienen un sistema de sensores. Cuando un coche presenta un problema, se enciende un foco de alarma. En tal caso, lo mejor es llevarlo a un taller para que busquen el origen de la falla y la arreglen. Sin embargo, en algunos talleres apagan o quitan el sensor para que el foco de alarma no se encienda y no se vea el problema. El riesgo de una solución como ésa es que el coche se puede quemar o descomponer. La otra opción es arreglar la falla. Lo mismo pasa con la disfunción eréctil. Es una señal de que algo está mal”.
Sí, en opinión de Sotomayor de Zavaleta, también médico adscrito al Departamento de Urología del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, la disfunción eréctil es un síntoma, no una enfermedad.
“Puede ser la expresión de males como diabetes, obesidad, hipertensión, insuficiencia cardiaca o neuropatías. Refleja las afecciones de arterias, de nervios o del sistema endócrino, por lo que debe precisarse a qué está relacionada y así eliminar el problema y no sólo tratar el síntoma”, añade.
Para tratar la disfunción eréctil hay que verificar si las arterias y las venas están sanas, la secreción hormonal funciona bien y los nervios y la estructura del pene son normales. Este padecimiento, a fin de cuentas, es un proceso que incluye diversos órganos y sistemas. Cualquier cosa que falle en él es lo que lo ocasiona.
Factores psicógenos
Históricamente, la disfunción eréctil se ha dividido en una dicotomía: o es psicógena o es orgánica, lo cual resulta un tanto artificial, ya que, cuando tiene problemas de erección, aun el paciente más orgánico presenta inseguridad, y ésta la potencia y agrava.
“Sin duda, la disfunción eréctil se relaciona con la edad. A medida que ésta aumenta, crece la probabilidad de padecerla. Ahora bien, lo que puede desatarla no es la edad per se, sino los factores que se suman a ella. Muchos individuos llegan a los 80 años con una vida sexual plena, mientras que otros a los 40 ya reportan disfunción eréctil severa, debido a factores que se agregan a los que han comenzado a dañar este mecanismo fisiológico”, señala el especialista.
Con todo, sí se dan casos de disfunción eréctil en jóvenes, aunque sus causas suelen ser diferentes. Por lógica se piensa que el problema en ellos es más psicógeno que orgánico, pues cuando se es joven todo el organismo funciona bien.
Por lo general, en los jóvenes intervienen factores psicógenos, como la llamada “ansiedad de desempeño”, que experimentan al considerar que su deber es causar el máximo placer en su pareja, y cargan con toda la responsabilidad, lo cual les impide tener una buena erección.
“Así, es altamente probable que un joven que vive su primera relación sexual en un ambiente no óptimo o bajo condiciones adversas, con una alta ingesta de alcohol, por ejemplo (el alcohol es un inhibidor natural de la erección), sufra una disfunción eréctil y, si no es manejada de manera adecuada, ésta dé origen a un círculo vicioso que será difícil romper. Para evitarlo, el joven debe ir cuanto antes al médico, que le practicará una exploración, le mandará hacer estudios y le aconsejará qué medidas tomar”.
Asimismo, hombres con una distinta orientación sexual que a veces intentan una relación heterosexual no logran la erección; o bien pacientes que han ocasionado embarazos no deseados no pueden tener actividad sexual cuando lo intentan; es decir, hay diversas causas psicógenas alrededor de la disfunción eréctil que deben ser abordadas, investigadas y tratadas por un experto en salud mental.
Factores orgánicos
En cuanto a los factores orgánicos, se sabe que, antes de empezar a padecer angina de pecho, muchos pacientes con este problema médico reportan disfunción eréctil.
“Por eso se considera que esta disfunción puede ser un centinela de problemas vasculares más serios, pues el daño arterial no es selectivo del corazón: ocurre en forma diseminada en todo el cuerpo. De ahí que lo más prudente sea ir al médico si se tienen problemas de erección”, indica Sotomayor de Zavaleta.
Al igual que la diabetes, la obesidad también es un factor de riesgo per se para desarrollar disfunción eréctil, ya que se trata de una enfermedad endócrina.
“Quizá habrá cada vez más hombres con problemas de erección; es decir, hasta que no se vea la obesidad como una enfermedad y no como un estilo de vida”.
Ayuda profesional
El tratamiento de la disfunción eréctil debe ser integral; esto significa que el paciente tiene que someterse a un control de su presión arterial y de sus niveles de glucosa en la sangre, y bajar de peso.
“Esto es fundamental. Hay estudios que muestran que, en algunos pacientes, bajar de peso es suficiente para mejorar la erección”, comenta el especialista.
Además se cuenta con los inhibidores de la fosfodiesterasa 5, medicamentos que revolucionaron el mundo hacia finales de la década de los años 90 del siglo pasado: sildenafil (Viagra), vardenafil, tadalafil, lodenafil.
“Al potenciar el mecanismo normal de la erección (no la producen), son útiles en la mayoría de los casos. El individuo debe tomarlos una o dos horas antes de intentar la actividad sexual, pero tiene que alcanzar la excitación sexual para que se produzcan ciertos neurotransmisores y entonces, en la medida del daño y de la causa de la disfunción eréctil, se potencie el mecanismo normal de la erección y ésta sea más fácil de obtener, más rígida y más duradera”.
Otra opción consiste en inyectar en el pene alguna sustancia que produzca una erección, como la prostaglandina E 1. Dependiendo de la dosis es la intensidad y duración de la erección. Esta opción es muy efectiva, pero no agrada mucho a los pacientes.
Igualmente se puede recurrir a una bomba de vacío para que, mediante una liga, se consiga una erección. Es útil y poco invasiva. Con ella, la erección no resulta totalmente fisiológica porque es “fría”.
Por último, están las prótesis —aparatos plásticos hidráulicos— que se colocan dentro del pene. Algunas son maleables, otras inflables. Al producir una erección, permiten tener actividad sexual.
“La disfunción eréctil es un signo de alarma. Repito: ante la sospecha de que se padece, hay que consultar un médico, analizarse y ver cuál es su origen”, concluye Sotomayor de Zavaleta.