El análisis de 10 cuerpos encontrados en una antigua aldea de Inglaterra, que se desarrolló entre los siglos XI y XIV, reveló que los pobladores cortaban los cuerpos de los muertos e incluso los quemaban para evitar que estos se levantaran de sus tumbas y atacaran a aquellos que vivían en el pueblo. Si bien los restos fueron desenterrados hace 50 años, los científicos no los habían estudiado con detalle.
Los investigadores a cargo del estudio de la Universidad de Southampton y la Comisión de Monumentos y Edificaciones Históricas de Inglaterra, publicaron en la revista científica Journal of Archaeological Science sus conclusiones que descartan posibles conductas de canibalismo o un trato diferencial frente a extranjeros.
Los hallazgos en los cadáveres muestran cortes inusuales y quemaduras en los cuerpos que solo podrían ser aludidos a la popular creencia folclórica que habla sobre muertos vivientes, también conocidos como zombies. Es por esto que los científicos creen que la aldea Wharram Percy en el norte de lo que ahora es Yorkshire, mutilaban a sus muertos para evitar que se levantaran luego de muertos para aterrorizar y amenazar a los vivos.
"La idea de que los huesos encontrados en Wharram Percy son los restos de cuerpos quemados y desmembrados para evitar que caminaran desde sus tumbas parece ser la que se ajusta de mejor manera a la evidencia", explica en el artículo recogido por The Guardian el biólogo Simon Mays. "Si estamos en lo correcto, entonces esta podría ser la primera evidencia arqueológica que hemos encontrado sobre esta práctica".
Si bien los expertos detallan que el canibalismo en la época medieval no era algo extraño ante la ausencia de alimentos, los cortes encontrados en los cadáveres no corresponden a las incisiones realizadas para el consumo humano, ya que en estos cuerpos se encontraron marcas en el cráneo y otras partes del cuerpo que no facilitan su ingesta. La evidencia muestra que los muertos fueron decapitados y luego quemados.
Otra de las teorías se barajaba frente a estos restos era la posibilidad de un trato más hostil frente a personas que no pertenecían a la comunidad, sin embargo, un estudio de los isótopos en los dientes encontrados demuestra que las víctimas de estos rituales crecieron dentro de la aldea.
Se trata de 10 cuerpos, pertenecientes a personas entre dos y 50 años, dos de ellos mujeres y al menos tres niños de corta edad que fueron desenterrados en la década de 1960, pero que no habían sido estudiados hasta ahora.
jpe