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La alteración de la autofagia ha sido vinculado a males como el Parkinson, la diabetes tipo 2 y otros desórdenes relacionados con la vejez. De acuerdo con información del Instituto Karolinska, de Estocolmo, encargado de elegir a el Nobel de Medicina, la autofagia es un procedimiento para degradar y reciclar componentes celulares.
Con el conocimiento de este mecanismo, el objetivo es lograr medicamentos capaces de reforzarlo para combatir enfermedades degenerativas o que lo bloqueen a fin de facilitar la lucha contra células cancerígenas, por ejemplo.
El término proviene del griego y significa “comerse a sí mismo”; el concepto nació en los años 60, cuando los científicos observaron por primera vez que la célula podía destruir sus propios contenidos. El proceso se lleva a cabo cuando ésta forma una membrana alrededor de los residuos y crea una vesícula, denominada autofagosoma, que las traslada hasta el lisosoma, donde se produce la desintegración o el “reciclaje”, según el caso.
El mecanismo ya se conocía desde hace tiempo pero fue el japonés Yoshinori Ohsumi, premiado este año con el Nobel de Medicina, quien sentó sus fundamentos genéticos.
La autofagia ayuda a las células en los casos de proteínas desgastadas o mal construidas, que deben ser eliminadas de inmediato para evitar la pérdida de funciones.
También sirve para desmontar y eliminar virus y bacterias intrusas.
Además, este proceso puede proporcionar rápidamente energía y contribuye a la regeneración de componentes celulares, siendo esencial para una respuesta a la inanición y otros tipos de estrés.
Se tienen conocimientos de que podría contrarrestar enfermedades neurodegenerativas como el Alzhéimer o el Parkinson.
Al parecer, en las células de las personas mayores, el proceso de autofagia no funciona bien. Como consecuencia se eliminan menos desperdicios celulares y las proteínas defectuosas se integran en células jóvenes.
En la actualidad se conocen más de 35 genes participantes en el proceso de la autofagia. Ohsumi descubrió los primeros de ellos y analizó su funcionamiento. Los hallazgos sobre este mecanismo ya se están utilizando en diversos ensayos clínicos.
Con información de agencias