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El Servicio de Pesca y Fauna Silvestre de Estados Unidos publicó un estudio por medio de su herramienta IPaC (Información para Planeación y Conservación) sobre el impacto que tendría la construcción de un muro en toda la extensión fronteriza entre Estados Unidos y México, como lo propone el candidato a la presidencia de EU, Donald Trump. El reporte hace una lista de 111 especies en peligro y 108 aves migratorias. Sin embargo, ni el muro, ni las advertencias de asociaciones ambientalistas son algo nuevo.
Desde hace más de 25 años Estados Unidos ha levantado diferentes tipos de barreras artificiales en la zona fronteriza que suman alrededor de mil kilómetros de muros y cercas de diferentes alturas y materiales. Desde entonces las advertencias sobre el impacto en las especies no han cesado. Hace cinco años Jamie McCallum, de la Sociedad Zoológica de Londres, realizó un estudio para la Universidad de Bristol, sobre la región entre Arizona y el Desierto de Sonora, registrando que las barreras aunque no fueran continuas limitaban la movilidad de especies nativas, mientras que el tránsito humano se mantenía con o sin muro.
“Un país tiene el derecho a defender su frontera como quiera, pero respetando dos cosas: la soberanía del otro país y los tratados internacionales ambientales. El muro que piensa construir Trump es continuación de algo que empezó George Bush hijo con un contrato millonario con la compañía de su vicepresidente Chiney. Bush obtuvo permisos especiales que pasaron por alto derechos de las tribus nativas, patrimonio arqueológico y medio ambiente”, asegura el doctor Gerardo Ceballos del Instituto de Ecología de la UNAM, al referirse a la zona fronteriza entre México y EU. Además señala que de diferentes formas se ha demostrado que un muro no detiene el paso de migrantes por el mercado tan grande de trabajo que existe en Estados Unidos además del lucrativo negocio que genera también el tránsito ilegal del mercado de drogas. “Lo único que ocasionará un nuevo muro es más muertes. Es una idea retórica fascista”.
El investigador afirma que las partes del muro ya construido con una altura de 3 o 4 metros han acabado con la vegetación en un área aproximada de 20 metros de cada lado. Las luces artificiales, así como los sonidos y movimientos implícitos en la actividad de las cercas impiden el movimiento de animales nativos, desde insectos, serpientes y tortugas hasta coatíes y pumas.
“Esto también afectaría a la flora, pues las especies que se encargan de dispersar las semillas de algunas plantas como pequeños roedores, también tendrían limitado el paso. Probablemente las especies de plantas que menos resentirían el impacto de una nueva barrera serían las que se polinizan gracias al aire”.
Entre el listado de aves que presenta el documento del Servicio de Pesca y Fauna Silvestre de Estados Unidos, se encuentran animales en peligro de extinción como el cóndor de California e inclusive el águila calva, el símbolo nacionalista de EU.
Reportes de asociaciones conservacionistas como Defenders of Wildlife, subrayan el impacto a poblaciones nativas que fueron extintas y que actualmente están en recuperación, como el caso del lobo gris mexicano, con una población que tiene alrededor de 100 especímenes en EU y menos de 25 en México.
jpe