Unilever rechazó una oferta de 143 mil millones de dólares para ser adquirido por Kraft Heinz, pero el fabricante estadounidense de cátsup y otros productos dijo que sigue interesado en crear un líder mundial que venda queso, bocadillos, mermeladas y otros productos.

Sin embargo, la dueña de marcas como Oscar Mayer, Jell-O y Velveeta reconoció que no hay certidumbre sobre si hará otra oferta por la empresa europea, dueña de marcas como Hellmann's, Lipton y Knorr.

Unilever considera que la oferta de Kraft Heinz Co. es demasiado baja y que no ve razón para seguir con las negociaciones.

Los acuerdos en marcha en la industria de los alimentos empacados son un síntoma de la presión que tienen los grandes jugadores. Empresas como Kraft Heinz, dos empresas de siglos que se volvieron una en 2015, están tratando de engordar las ganancias a pesar de que ha disminuido el crecimiento en las ventas.

El año pasado, Mondelez, que fabrica las galletas Oreo y Chips Ahoy, desistió de comprar Hershey.

El plan para fusionar a Kraft y Heinz fue diseñado por la firma Berkshire Hathaway del multimillonario Warren Buffett y la firma brasileña de inversiones 3G Capital, conocida por comprar empresas y reducir gastos agresivamente.

Los ejecutivos concibieron el acuerdo como una forma de hacer enormes ahorros porque las empresas podrían utilizar las mismas redes de manufactura y distribución.

Bernardo Hees, CEO de Kraft Heinz y socio en 3G, ha eliminado empleos e implementado otras medias de austeridad. En un memo que envió a empleados en 2015, Hees les pidió imprimir en ambas caras del papel, reutilizar objetos de oficina como las carpetas y apagar las computadoras al final del día para bajar costos de luz. La empresa también dejó de regalar botanas Kraft en sus oficinas.

Las acciones de Kraft Heinz subían 8% el viernes y las de Unilever PLC ganaron casi 12%.

tcm

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