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Quizá desde la llegada hace 41 años de uno de los mejores futbolistas del mundo en México, otro portugués no había llamado tanto la atención. En 1975, Eusébio da Silva Ferreira “Eusebio” se enlistó en los Rayados del Monterrey y jugó apenas 10 partidos.
Hoy, después de una larga carrera por Europa, Perú y Estados Unidos, Nuno Matos encabeza HSBC México y tiene sobre sus hombros uno de los retos más grandes para el banco de origen británico.
Nacido en Lisboa, Portugal, con 48 años de edad, Matos enfrenta la difícil tarea de cumplir con las muy ambiciosas metas que ha interpuesto la casa matriz a la filial mexicana: lograr una utilidad de 600 millones de dólares en 2017 después de escándalos por lavado de dinero, multas y caídas en el negocio.
Matos llegó a México tras una larga y envidiable carrera en uno de las instituciones financieras con mayor crecimiento en años recientes: Santander. Luego de un par de décadas de desempeñarse en el banco español, fue reclutado por la firma británica y desde el pasado 1 de enero es el director general de HSBC México.
Matos, al igual que un futbolista destacado en Europa, ha trabajado en los principales países del viejo continente y tiene también una trayectoria en diversos países de Sudamérica.
El directivo comenzó su carrera en el Banco Central de Portugal y también se desempeñó como profesor de Finanzas en la Universidad Católica Portuguesa en Lisboa. De hecho, cuenta con una maestría en Administración de Empresas, con especialidad en Finanzas de la misma casa de estudios. Desde ahí, inició una trayectoria de 25 años en el sector financiero, siendo Santander su casa por 20 años.
Así, empezó en el banco español en Portugal, como directivo del área de finanzas. De ahí pasó a España, donde desempeño varios cargos en el área financiera hasta que se mudó a Perú, liderando también una parte importante del negocio de Santander.
Y este país sudamericano ha sido de los más importantes para Matos. A la par del crecimiento profesional, aquí conoció a su esposa y también adoptó a Mario Vargas Llosa como uno de sus autores favoritos.
De regreso en España, además de los puestos directivos, aquí nace su primer hijo. Luego sería promovido a Francia y después a Brasil, donde llega su segundo heredero. La carrera en el banco español terminó en Estados Unidos, antes de llegar a HSBC como responsable del área de consumo de la institución para Latinoamérica y del negocio de pequeñas empresas y después dar el brinco a México.
El reto mexicano. Fanático de U2, tenista y asiduo al gimnasio, Matos reconoce que, aunado al desafío que representa la dirección de HSBC México, además de adaptarse a los horarios y los problemas de la Ciudad de México, la comida también le significó una nueva aventura.
Según cuentan en el edificio de HSBC México, ubicado en Paseo de la Reforma, el chile ha sido toda una experiencia para Matos: “Para quien no puede comer comida picante, México es una aventura”, destaca el directivo, en tanto se acostumbra a los sabores de estas tierras.
Sin embargo, la travesía en el sistema financiero mexicano no es menor para Matos. Si quiere lograr las metas impuestas por su sede en Londres, este año es sumamente complicado.
Además de la utilidad que fijó HSBC para México, debe contribuir con 10% del negocio para los británicos. En términos simples, el máximo directivo del grupo, Stuart Gulliver, dijo que debía “probar su valor”.
Según analistas, para cumplir con la meta de rentabilidad, HSBC México necesitaría incrementar el crédito al consumo por lo menos a una tasa de 25%, considerada muy elevada en comparación con el bajo desempeño que ha tenido el banco en otros años.
Hay que recordar que en 2015, HSBC fue la única institución financiera del llamado G-7, que agrupa a los bancos más grandes de México, en reportar pérdidas, ocasionadas principalmente por su exposición al sector vivienda en en el país.
La merma para HSBC México fue de poco más de 698 millones de pesos, además de presentar una caída de 74.3% en su utilidad neta en comparación con 2014, con lo que el año pasado obtuvo apenas 510 millones de pesos.
Así, este año es decisivo para el directivo portugués. Entre el sector financiero el comentario sobre la venta de HSBC México es muy sonado, debido principalmente a los problemas que ha enfrentado en menos de cuatro años.
Sobre esto, desde su llegada al país Matos ha rechazado totalmente está posibilidad y asegura que el negocio sigue siendo muy rentable para la firma británica. Si bien en este momento el banco ha implantado una estrategia de nuevos y atractivos productos de crédito al consumo, interesantes paquetes en créditos hipotecarios y mejorías en el servicio, analistas advierten que el rápido crecimiento de crédito que se requiere para cumplir con las ambiciosas metas de utilidades establecidas por su casa matriz generarán presión en la calidad de sus activos.
En ese sentido, en los últimos años HSBC ha tenido dificultades para competir con los grandes y estables bancos que ocupan los primeros lugares en el sistema financiero mexicano.
Ante una férrea competencia, el banco británico es el más débil con respecto a la rentabilidad de las otras instituciones, con lo que será difícil hallar nuevas oportunidades de crecimiento o aprovechar el resurgir de demanda de créditos bancarios en el mercado mexicano.
Impacto del escándalo. Además, los escándalos por lavado de dinero entre sus sucursales de México y Estados Unidos afectaron fuertemente al banco, con lo que, además del impacto en la imagen, tuvo que pagar al gobierno de Estados Unidos más de mil 900 millones de dólares, ante un delito cometido entre 2007 y 2008 pero revelados a la opinión pública en 2012.
“Aceptamos la responsabilidad por nuestro pasados errores”, dijo en aquel entonces Gulliver, después de varios meses de malas noticias para HSBC.
Con esto el directivo reconocía la responsabilidad del banco en el traslado desde México a Estados Unidos de 7 mil millones de dólares a partir de operaciones fraudulentas.
El delito fue dado a conocer por el Senado de Estados Unidos, resaltando “las débiles medidas para prevenir el lavado de dinero por parte de HSBC”.
Desde entonces, HSBC México enfrentó un entorno complicado en el país y también fueron multados por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores por 379 millones de pesos, la sanción económica más elevada en la historia del sistema financiero mexicano.
El golpe en la imagen recayó en Luis Peña Kegel, quien desde 2012 hasta el año pasado se mantuvo al frente de la institución en México hasta que fue sustituido por Matos.
Actualmente, Peña Kegel se desempeña como vicepresidente de banca y mercados globales de HSBC para América Latina.
A pesar de las bajas expectativas, las autoridades mexicanas confían en que la operación de HSBC en México continúe y logren recuperarse del bache que actualmente atraviesan.
“Es un caso especial en sí mismo. Tiene un problema a raíz de lavado de dinero que se sancionó en México y en Estados Unidos y en ese país sigue teniendo un proceso criminalizado por parte del Departamento de Justicia. Eso le ha puesto diferentes complicaciones para su propio negocio y México en ese sentido no es la excepción. Vio reducidas sus líneas de negocio, sus sucursales y algunas de las cosas que lo hacía importante en México y eso después de dos o tres años le afectó su línea final del balance.
“Afortunadamente tiene mucho capital y sus directivos internacionales se han seguido comprometiendo con México. Esperemos que eso signifique que van a seguir aquí y que lo van a hacer de mejor forma. Además han dado un cambio en su directiva que busca enfocarse en el mercado de consumo”, dijo a EL UNIVERSAL el presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, Jaime González Aguadé.
Está complicada situación del banco coincidió con dificultades en otras filiales que lo llevaron a vender sus unidades de Brasil y Turquía, aunque la dirección internacional señaló a México como un mercado con alto potencial de crecimiento para el banco, ante la relación comercial con Estados Unidos y la expectativa del impulso que den al país las diversas reformas estructurales realizadas. Pero al igual que otros sectores, el lento crecimiento económico actual dificultará que HSBC México reestablezca su rentabilidad y recupere participación de mercado como lo requieren sus metas.
Si bien el escenario no es halagüeño, el directivo portugués confía en obtener las metas del banco. Con una silenciosa reestructura interna y nuevos planes de negocio, Matos quiere colocar de nueva a HSBC entre las principales instituciones financieras en el país.
Los efectos que sufrió HSBC no fueron menores. Redujo su número de sucursales y esto afectó su operación que tenían principalmente en sábado. Sin embargo, mantiene una buena red de cajeros automáticos y personal contratado.
A la par, ha disminuido los costos de operación y desarrolla buenas campañas de mercadotecnia, con mayor presencia en medios.
En tanto se conocen los resultados del banco al primer trimestre de 2015, las expectativas sobre su posible venta se mantienen.
Según la firma UBS, es muy factible que HSBC se deshaga de la filial mexicana este año y alcanzaría un precio nada despreciable de 5 mil 900 millones de dólares.
Esto obedecería principalmente a la caída de su rentabilidad así como a la estrategia de firmas globales de salir de países emergentes, principalmente en el mercado latinoamericano y enfocarse en mercados más rentables, aunque el entorno económico actual no emite todavía señales positivas, con bajos precios del petróleo e incertidumbre de lo que pueda ocurrir en economías como China.
En ese contexto, cuestionado sobre su presencia en México y los retos en el corto plazo, Nuno Matos responde de forma concreta: “Llevar a HSBC México y a nuestros empleados a su máximo potencial es mi ambición profesional”.
Así, la misión no suena nada fácil para el banquero portugués, quien dejó una interesante trayectoria en una firma consolidada y de gran potencial para emprender quizá uno de las empresas más complicadas en su vida profesional: salvar a HSBC México.
Al interior de HSBC México, los colaboradores destacan que la frase de trabajo que emplea Matos es simple ante el tamaño del reto que debe lograr. Con un “¡Lo vamos a hacer!”, el directivo quiere posicionar de nueva cuenta a este banco en el país.