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cartera@eluniversal.com.mx
Con la nueva política de precios de las gasolinas, México está a punto de dejar atrás un pasado que estuvo caracterizado por los subsidios que observaron con Vicente Fox y los gasolinazos con Felipe Calderón, para entrar a la era de la liberalización con Enrique Peña Nieto, es decir un mercado abierto a la competencia en donde los precios se van a determinar de acuerdo con las condiciones de mercado.
La reforma energética prevé que este paso se dé en 2018, pero debido a la lejana recuperación de los petroprecios y al Acuerdo de Certidumbre Tributaria de no aumentar ni crear nuevos impuestos, existe la posibilidad de que se adelante la liberalización en el paquete económico para 2017 para obtener más ingresos por esta vía.
A menos de que el Gabinete Especializado de México Próspero que firmó dicho acuerdo, ponga en práctica el sexto compromiso en el que se hace una excepción: “Que el Ejecutivo propondrá modificaciones (al esquema tributario) en respuesta a eventos macroeconómicos sustanciales”.
Analistas consideran que está por verse si se activará esta excepción por los efectos de la decisión del Reino Unido de salirse de la Unión Europea con el triunfo del Brexit y el resultado de las elecciones en Estados Unidos en noviembre, cuando el paquete económico debe entregarse al Congreso de la Unión el 8 de septiembre.
“No sería adecuado que en el corto plazo se hiciera una liberalización total del precio de los combustibles, me parece que de momento tiene que ser algo gradual para después de 2017”, dice el director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico, José Luis de la Cruz.
Advierte que adelantar la liberalización representaría un gran golpe para la inflación que no sería conveniente en estos momentos.
“Se ve que vamos hacia la liberalización, lo único que se estaría reafirmando es que si bien el objetivo es generar una convergencia de los precios hacia lo que se tiene a nivel internacional, el punto es que de momento eso implicaría un precio de los combustibles con un impacto de la inflación”.
El especialista pondera que la reciente alza en la tasa de referencia lo que se trata de evitar es que por la apreciación del dólar sobre el peso se generen presiones inflacionarias.
“Me parece que acelerar la liberalización de los precios de las gasolinas acabaría por generar una presión mayor”, advierte.
En su opinión, hoy México está pagando errores del pasado por no haber sido autosuficiente en materia de producción de gasolinas y el mayor costo para las finanzas públicas por las importaciones de combustibles para satisfacer al mercado nacional.
Subsidios con Fox. La administración del presidente Ernesto Zedillo terminó con un precio de los carburantes en 4.79 pesos, que el gobierno de Vicente Fox llevó a 6.74 pesos por litro al cierre de su sexenio, es decir, un incremento de 10.09%, superior a la inflación general, que fue de 8.96%.
Fox gozó del boom petrolero que dejaron jugosos recursos excedentes que le permitieron subsidiar el precio de venta al público en general con montos que alcanzaron más de 400 mil millones de pesos.
Gasolinazos con Calderón. Esta política la siguió Felipe Calderón, pero debido a los compromisos de México como miembro del G-20 en materia ambiental, comenzó a dejar de subsidiar las gasolinas al implementar la política del “desliz mensual del precio”.
Esta medida fue bautizada por la oposición como “gasolinazos” por lo sorpresiva que se daba y que obligó a que después se programara para el segundo sábado de cada mes. El desliz era de nueve centavos para la Magna y de cinco centavos para la Premium.
Fueron más de 65 “gasolinazos” los que se registraron durante el gobierno panista de Calderón con excepción de 2009 cuando congeló el precio como medida de protección a la economía familiar con la recesión mundial y la contingencia sanitaria provocada por el virus de la influenza.
Así Felipe Calderón terminó su sexenio con un precio de 10.81 pesos por litro en las gasolinas.
La transición. El gobierno del presidente Enrique Peña Nieto siguió con el “desliz” en las gasolinas hasta diciembre de 2014 para dar inicio a un proceso gradual de liberalización contemplado en la reforma energética.
Para 2015 el precio de los combustibles subió conforme a la inflación. El primer día de ese año se permitió subirlo 3% de una sola vez, que se recuerda como “la cuesta de enero”; el litro de la Magna se fijó en 13.57 pesos, la Premium en 14.38, y el diesel en 14.20.
En 2016 los precios serán como máximo 3% más altos o más bajos respecto a 2015 tomando como referencia el precio que prevalezca en los últimos cinco meses en EU; en 2017 se tiene previsto ampliar la banda de 3% fijada y en 2018 la liberación total de los precios.
Este año, cada mes la Secretaría de Hacienda calculará el precio con base en una fórmula tal y como lo aprobó el Congreso de la Unión tras haber analizado la propuesta del Ejecutivo para iniciar la transición.
Actualmente, la Magna se vende en 13.40 pesos y la Premium en 14.37, precios que variarán cada mes.
En 1990 cuando surgió la Magna, para sustituir a la gasolina Nova, el litro costaba un peso. La Premium se vendía en 1996 en 3.18 pesos.