En 2015 hay una reducción en el saldo de las reservas internacionales en manos del Banco de México. Considerando la reserva bruta de divisas, es decir los pasivos de corto plazo que tiene contratados el banco central, la disminución es de 18 mil millones de dólares, casi 10.2% del saldo al final de 2015. Como proporción de la reserva neta de divisas, equivale a 10.23%.

Lo notable es que en años recientes no es el comportamiento típico. Se puede sostener que la disminución es producto de las intervenciones excepcionales del banco central realizando subastas de dólares semana a semana por 200 millones y posteriormente por 400 millones de dólares. Sin embargo, los datos presentados por el Banco de México acerca del comportamiento de la balanza de pagos indican que hay otros procesos que explican en parte el resultado y dan cuenta de cambios en el funcionamiento estructural de la economía en México, en particular en materia de financiamiento.

Al igual que en años previos la cuenta corriente de la balanza de pagos arroja un déficit. Es decir, no se contó con suficientes divisas para hacer frente al financiamiento de las actividades económicas con el exterior que se registran en este cuenta de la balanza de pagos.

En años anteriores las exportaciones de mercancías son menores a las importaciones. El aumento de las exportaciones manufactureras, el desarrollo en el país de una plataforma exportadora en la industria automotriz no ha logrado modificar la situación en la materia.

En 2015 el déficit en la balanza de mercancías fue notablemente superior al de 2014, cuando alcanzó la cifra de 2 mil 849 millones de dólares. En 2015, el déficit fue de 14 mil 460 millones de dólares.

Además, de manera semejante a lo acontecido en años atrás, hay déficit en servicios y un cuantioso déficit en la balanza de renta, 32 mil 844 millones de dólares. Los pagos que desde México se realizan por las utilidades de la inversión extranjera directa, por uso de patentes y marcas, los intereses de la deuda pública y de la deuda de las corporaciones, las cantidades de dólares acreditadas al pago de rendimientos de bonos y otros títulos son con mucho superiores a los ingresos que hay en estos rubros de la balanza de pagos.

Considerando los bienes y servicios y el comportamiento de las rentas las necesidades de divisas del país no serían satisfechas con los resultados alcanzados en la denominada cuenta financiera de la balanza de pagos.

Para lograr cuadrar las cifras, si es válida la expresión, deben incluirse las transferencias, es decir los recursos que desde el extranjero envían los mexicanos que laboran allende fronteras para en la mayoría de los casos apoyar la sobrevivencia de sus familias. Todo ello es una historia con cierta antigüedad, desde hace más de 35 años.

Las reformas ejecutadas en esas tres décadas, como la aplicación se sucesivos programas de ajuste no ha cambiado el estado de las cosas. Por el contrario, es posible decir, que los datos de 2015 hacen manifiesto una situación más grave. Pero hay otras cifras que dan cuenta de un deterioro mayor para lograr el financiamiento de la economía, considerando sus relaciones con el exterior.

En el comercio exterior de mercancías se registra un déficit en la balanza petrolera. Las exportaciones de esta industria son casi en su totalidad petróleo crudo. Son menores a las importaciones por un total de 9 mil 855 millones de dólares.

Explican gran parte del déficit en el comercio exterior de mercancías y en el futuro inmediato no será posible transformar sustantivamente la situación. La apertura a la inversión extranjera en la actividad petrolera puede dar resultados en incrementos a las exportaciones en cierto tiempo. Pero además implica el desembolso de divisas para mantener operando esas compañías. Las importaciones de gasolinas y otros productos resultado de la transformación de los hidrocarburos son parte del problema, de manera tal que su liberación agrava la situación.

Los acuerdos de Pemex con empresas extranjeras para desarrollar la industria pueden producir incrementos en extracción y exportaciones, aun cuando no de inmediato. Mientras que las maquinarias y equipos que esas empresas importen deben pagarse en dólares, al igual que estarán demandando el pago de sus utilidades.

En conjunto más tensiones en las cuentas comerciales con el exterior en un ambiente de notable inestabilidad cambiaria y financiera. Esta parte, las cuentas financieras, será materia de una colaboración posterior, seguramente con mayores presiones sobre el peso.

Departamento de Economía de la UAM Iztapalapa. E-mail: vidal.gregorio@gmail.com

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