Buenos Aires.— El control de las industrias nacionales e incluso de las divisas por parte del Estado ha sido por más de una década símbolo del aire político que corría por Latinoamérica. Pero el timón dio un volantazo. Desde finales de 2014, el bautizado como eje bolivariano comenzó a perder apoyos, un viraje que ya se siente en las calles y que atrae el bolsillo de empresarios a ambos lados del Atlántico.

La caída del precio de las materias primas, junto a la escasez de la demanda de países como China, ha mermado las perspectivas de crecimiento de una región que en los últimos años había disfrutado de avances en sus cifras.

Según la última revisión del Fondo Monetario Internacional (FMI), la recesión en Latinoamérica se prolongará en 2016 por segundo año seguido, con una contracción de 0.3%. La escasez de reservas nacionales que pagan altas facturas en costes sociales, junto a la corrupción de partidos que han pasado años en el poder sin control, ha limado el discurso de organismos políticos que hoy dirigen este cambio.

En diciembre, Mauricio Macri asumió la presidencia de Argentina. En su discurso inaugural prometió “hacer ingresar al país en el siglo XXI” y en un mes puso fin a excepciones económicas como el cepo cambiario, regulación que desde 2011 limitaba la compra de dólares y que propulsó el mercado paralelo. La medida ha devaluado el peso argentino 30%. Macri además ha recortado los altos subsidios de la luz.

Apertura internacional. Otro de los nichos populistas donde este cambio comenzaba a entreverse es Venezuela. La alianza de la derecha derrotó a Nicolás Maduro en las elecciones legislativas de diciembre. Así, si bien el líder del Partido Socialista Unido de Venezuela sigue siendo presidente, se ve en serios problemas de sacar leyes adelante y, puede ser un precedente de que el chavismo llegue a su término en los comicios de 2019.

El liberalismo se ha colado también entre los gobiernos tradicionales de izquierda. Un ejemplo es Brasil. Dilma Roussef consiguió en 2014 volver a refrendar al Partido de los Trabajadores como Ejecutivo. No obstante, la política económica que ha erigido se ha basado en ajustes del sector público y apertura de las fronteras.

Pequeños gestos. Así, una de las últimas propuestas que baraja el gobierno es autorizar a grupos extranjeros invertir y tener el control (100%) de las aerolíneas locales (hasta ahora se limitaba a 20%). Es más, el expresidente Lula da Silva ha manifestado su rechazo a varias de estas decisiones.

Brasil y México son las dos fronteras que reciben más inversiones extranjeras. En datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en 2014 el país del carnaval recibió 55 mil 200 mde, mientras que la política de Peña Nieto fortaleció un impulso de 20 mil 100 millones de euros. Conviene recordar que la caída que el FMI vaticina en la región para 2016 estará causada principalmente por el desplome de Brasil, que según el organismo de Christine Lagarde, retrocederá este año 3.5%. Por el contrario, México será de los pocos países de la región que no sólo aguanten el temporal, sino que cierren el año con un jugoso crecimiento de 2.6%. La corrupción y el exceso de burocracia también han teñido tradicionalmente el ánimo inversor hacia este destino. No obstante, las reformas que erigió Peña Nieto, en particular, hacia el sector energético podrían jugar un papel crucial.

Según un informe de Santander Río, “México prevé un desarrollo de las infraestructuras, sobre todo aeroportuarias, lo que podría atraer a inversionistas extranjeros”. También afirma esto el FMI: “La explotación de las reservas de hidrocarburos requerirá más de 35 mil mde en inversiones anuales entre 2015 y 2019”.

No obstante, como Venezuela, México vive en buena parte del petróleo, lo que en el último año le ha creado dificultades. La diferencia entre ambos gobiernos es que el segundo decidió tapar la menor entrada de dólares con un ajuste en el presupuesto. Así, hace un año, el Ejecutivo de Peña Nieto anunció un recorte en las cuentas públicas de 8 mil mde, lo que le ha costado fuertes críticas dentro del país.

Entre las bondades del país, además de sus recursos naturales, México es sobre todo un puente entre América del Norte y América Latina. Con todo, el clima de negocios ha progresado y a día de hoy se encuentra en la posición 39 de la clasificación Doing Business 2015 del Banco Mundial.

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