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Lima, Perú.— Si no tuviéramos un tipo de cambio flexible y un régimen de metas de inflación, estaríamos en una situación mucho más difícil, advirtió el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens.

Al ofrecer una ponencia sobre el papel de los bancos centrales en América Latina, durante la reunión de otoño del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, afirmó que si bien algunos no han logrado converger hacia sus objetivos, “no han muerto las metas de inflación”.

Por el contrario, manifestó que están vivas, son útiles. Pero no es una tarea que le compete sólo a los bancos centrales, es una acción coordinada a preservar el poder adquisitivo.

“Las metas inflacionarias están vivas, es un marco sumamente útil, lo que es importante es cómo se comportan los precios y eso tiene que ver con la meta inflacionaria. Debemos tener acciones complementarias pero la mayor parte del tiempo es una tarea que no debe ser tomada sólo por el banco, debe haber coordinación con otras autoridades”, explicó.

Destacó el dato de la inflación de 2.52% de septiembre, el más bajo en la historia del país; sin embargo, dijo que no hay que confiarse porque no va a durar para siempre.

Acompañado de los gobernadores de los bancos de Colombia, Brasil y Chile, advirtió que aunque haya colegas en desacuerdo, “debemos sentirnos afortunados por tener tipos de cambio flexibles porque podríamos estar en una situación peor con la depreciación de las monedas de mercados emergentes sobre todo las latinoamericanas, frente al dólar”.

Ha servido como amortiguador contra los choques externos, pero sobre todo para, ante la depreciación, tener un ajuste ordenado, dijo.

Carstens manifestó que el uso de las reservas internacionales para proveer de liquidez al mercado y asegurar el orden, funciona en el país.

Señaló que si bien parte de las reformas emprendidas por México tuvieron un efecto como menores tarifas en telecomunicaciones, gasolina, hay que estar pendientes del impacto de la depreciación.

Compromisos. Ayer, los ministros de finanzas y gobernadores de los bancos centrales de los países miembros del G-20, del cual forma parte México, se reunieron para fijar metas que busquen fortalecer el crecimiento económico global.

Los presentes acordaron implementar estrategias para expandir el PIB mundial, con compromisos de corto y mediano plazos en políticas fiscales y monetarias, así como reformas estructurales, productividad y creación de empleos de calidad.

Reconocieron la importancia de trabajar en captar recursos por medio de acciones internacionales coordinadas para evitar la erosión de la base gravable y la transferencia de utilidades y el intercambio automático de información fiscal.

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