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La reducción del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a las bebidas saborizadas no va a tener un impacto significativo en la recaudación del gobierno federal para 2016, año en el que se estima captar por ese gravamen 20 mil 540 millones de pesos, según expertos.

El impuesto a estos productos se ha vuelto un éxito para los recursos de las finanzas públicas, pues para este año se estimó generar por esa vía 18 mil 271 millones, y tan sólo en el primer semestre se captaron 9 mil 828 millones, cifra que supera las expectativas.

El lunes, el Pleno de la Cámara de Diputados avaló disminuir en 50% la cuota para las bebidas saborizadas que tengan hasta 5 gramos de azúcares añadidas por cada 100 mililitros.

Con esas medidas se excluyen refrescos tradicionales como Coca-Cola, Pepsi Cola y otras bebidas que superan la medida. En cambio, incluye algunas aguas saborizadas o jugos.

“La medida aprobada por los diputados solo aplica en una parte muy pequeña de este mercado. Los refrescos tradicionales no cumplen con esta medida”, dijo Héctor Villarreal, director general del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria.

“Algunos pueden sentir la decisión como una derrota, pero en un análisis más fino parece que la idea no es tan clara porque los incentivos fiscales impulsan el consumo de refrescos más bajos en azúcar”, agregó.

Pese a que la iniciativa no incorpora a refrescos con más alto contenido de azúcares, el experto consideró que es necesario abordar el tema de salud de una manera más profunda y correctiva por medio del sistema fiscal.

Dijo que es necesario “agarrar parejo” otros productos relacionados con el azúcar o con otros componentes relacionados con la salud, como bienes con alto contenido de grasa, para entonces sí contar con mecanismos que combatan problemas como la diabetes.

“El problema es que tenemos un sistema fiscal torcido. El IEPS es un impuesto que además de recaudar busca ser correctivo, el problema es que en México solo se queda en la captación de recursos y es necesario que se adopte con una visión más amplia, por ejemplo en las repercusiones que tienen ciertos hábitos de consumo en la salud”, dijo.

Empresas enmudecen. Coca-Cola, PepsiCo, Danone, Nestlé, FEMSA, Arca Continental, así como la Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (Anprac) y el Consejo Mexicano de la Industria de Productos de Consumo (ConMéxico) rechazaron hacer alguna declaración sobre la disminución del impuesto.

Según expertos, el impacto de la reducción en el IEPS representará 1% del volumen de bebidas azucaradas comercializados en el país; sin embargo, aclararon que el impacto se debe al público infantil al que van dirigidos los productos.

De acuerdo con un sondeo realizado por EL UNIVERSAL, una Coca-Cola de 600 mililitros cuenta con 63 gramos de azúcares en total, es decir poco más de 10 gramos por cada 100 mililitros, más del doble de la cantidad necesaria para librar el gravamen.

En el caso de la bebida Bonafont Kids, una porción o botella de 300 mililitros indica que aporta 7.5 gramos de azúcar, por lo que evitaría pagar la mitad del impuesto, al igual que Bonafont Levité, que asegura que por cada 200 mililitros aporta 9.5 gramos de azúcar, es decir una cantidad menor a la estipulada en la ley del IEPS.

En el caso de jugos como Del Valle Frut, una porción de 200 mililitros aporta 12 gramos de azúcares, por lo que este tipo de bebida tendría que pagar el impuesto en su totalidad, así como Gatorade, que cuenta sólo con un gramo por arriba de lo establecido.

“El problema no es el porcentaje que representan del volumen, sino el tipo de productos a quien van dirigidas estas bebidas, que son los niños”, comentó Luis Manuel Encarnación, director de la Fundación Mídete.

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