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De presentarse un sismo con características similares al ocurrido el 19 de septiembre de 1985, las aseguradoras del país cuentan con recursos de 60 a 70 mil millones de pesos para responder ante el siniestro, informó la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS).
Durante el tercer simulacro del sector asegurador en México, a 30 años del terremoto más fuerte que ha ocurrido en el país, el director de Daños del organismo, Luis Álvarez, dijo que actualmente las aseguradoras cuentan con reservas catastróficas por 20 mil millones de pesos.
“Esto es parte de la protección, y cada aseguradora cede parte de los riesgos a los mercados internacionales. Sí hay un mecanismo de solvencia, de suficiencia de primas para poder hacerle frente a cualquiera de estas eventualidades y no tener quebrantos en el sector”, explicó.
A tres décadas de distancia, la baja penetración del seguro en México se mantiene a pesar de la alta vulnerabilidad del país ante los desastres naturales.
En 1985, sólo 3% de las viviendas contaba con algún tipo de protección; actualmente esa cifra ha crecido 2 puntos porcentuales.
“No hay una cultura por asegurarse, menos de 5% de las viviendas tiene una póliza de seguros comprada de manera voluntaria, y otro 30% está ligado a crédito hipotecario”, explicó.
En la ciudad de México la cifra sube a entre 8% y 10% de inmuebles asegurados. Pero aun es un rango muy bajo ante las pérdidas que puede ocasionar una catástrofe de esa magnitud.
“Según estimaciones, en 1985 había un millón de edificaciones en la ciudad. Se dañaron más de 6 mil ubicaciones con algún tipo de cobertura; sin cobertura había 14 mil”, explicó Álvarez.
Recomendaciones. Para atender un siniestro de gran magnitud, actualmente se cuenta en la capital mexicana con 2 mil ajustadores. Sin embargo, las aseguradoras internacionales ofrecen apoyo con personal para atender con mayor celeridad este tipo de eventos. Según la magnitud del caso, el cumplimiento total del pago puede prolongarse por largo tiempo, tal como ocurre con los daños provocados por el huracán Odile, en Baja California Sur en 2014, los cuales, un año después del impacto, aún no terminan de ser costeados por las aseguradoras.
La recomendación de la AMIS es que las familias busquen alguna opción para asegurar su vivienda, ya que ante un siniestro de gran magnitud la pérdida de patrimonio podría ser total.
“En porcentaje de penetración, lo que más cubierto tenemos los mexicanos son los automóviles, con 28% del parque vehicular nacional asegurado. Las casas, de manera voluntaria, apenas 5%, y en el caso de empresas las cifras son menores a 4%. Sólo los grandes consorcios empresariales y los edificios de gobierno por requisito deben estar asegurados, al menos a nivel federal”, destacó Álvarez.
Comentó que en algunos estados el riesgo por desastres naturales lo enfrentan los municipios, ya que no tienen asegurados sus inmuebles. “Es un tema en el que la Secretaría de Hacienda ha estado preocupada”, afirmó.
Finalmente, dijo que si bien en caso de un sismo el IMSS o el ISSSTE correrían con el mayor impacto económico, apenas 7% de la población tiene póliza de gastos médicos mayores.