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Bob Dorf es quizá una de las personas en el mundo que saben más sobre cómo un emprendedor puede desarrollar un producto con gran éxito entre sus clientes. Junto con Steve Blank, es coautor del Manual del emprendedor, un libro que se ha vuelto un bestseller en Estados Unidos y en muchos otros países del mundo.
Fue mentor en Lean Startup México, un programa desarrollado —bajo la metodología de Lean Startup, otro de los libros estrella de Dorf— promovido por el Instituto Nacional del Emprendedor en el cual a través de una incubadora virtual, 30 empresas de tecnología tuvieron la oportunidad de desarrollar su proyecto.
En entrevista con EL UNIVERSAL a propósito de su visita al festival de emprendimiento INCMty organizado por el Tecnológico de Monterrey en Nuevo León, el emprendedor serial habla sobre la importancia de la originalidad de la idea de un emprendimiento, de cómo deben ser los programas gubernamentales y además, pronostica otra “burbuja” debido a lo sobrevaluadas que suelen estar las startups tecnológicas al momento de crecer.
¿Qué le diría a los emprendedores cuando están pensando en una idea de negocio?
—Uno de los problemas es que demasiadas de las ideas son obvias, y si son claras significa que probablemente hay demasiadas de ellas. Es esa una de los dilemas con las que me topo con mucha frecuencia, así que les diría a los emprendedores que cuando hagan su proyecto tenga una diferencia notable con respecto a los otros.
¿Y cómo ser original cuando se inicia un negocio?
—Todo proviene de encontrar un problema que nadie haya resuelto o de encontrar una manera dramáticamente mejor de resolver un preocupación,por eso es que promuevo que no se hable tanto del producto, sino del problema porque el mundo sólo tiene la capacidad de absorber cierto número de nuevas ideas.
Hay estadísticas muy malas. De 1.5 millones de apps que existen, las personas tienen un promedio de 10 o 12 en su teléfono, lo que significa que hay millones restantes que dejan de importarles. El mercado está sobresaturado. No puedo decirte cuántas empresas tipo Facebook para futbolistas que le ven la cara a la gente he visto en Latinoamérica. El mundo no necesita uno de ellos. Puedes ir a Facebook, hacer un grupo de FB para niños futbolistas en Monterrey y no necesitas hacer otra compañía. Existe como una fiebre de startups, basta tener una idea como la de “quiero comenzar una startup, me gusta el soccer no hay un Facebook para futbolistas, hagámoslo”, y se van a construirlo, sin pensarlo. Si pueden recaudar fondos para esto, lo que sería altamente improbable, están, básicamente, perdiendo su tiempo.
¿Cómo debe ser un buen emprendedor?
—Tú no puedes enseñar eso. Está en tus huesos, o en tu historial familiar, no pienso que se pueda enseñar. Pero es algo que es mucho más prominente, en mi experiencia, en Latinoamérica.
Un porcentaje más alto de los emprendedores de esta región tiene esa clase de pasión que los impulsa que los de Eestados Unidos y de otros lugares, y pienso que algo de esto es debido a que la base de la economía es tan baja. Son listos, están motivados, son jóvenes que quieren romper y convertirse en Carlos Slim.
Y en este camino pueden fracasar... ¿cómo enfrenta una caída el emprendedor?
—Las mejores estadísticas sobre el fracaso dicen que al menos 94% de las empresas fracasará, quizás 98%.
En cuanto a las pizzerías el porcentaje de fracaso es de 50% ó 60% probablemente, tienes al menos una oportunidad razonable.
Pero si tratas de construir una compañía de software para una plataforma web importante, o una plataforma de comercio electrónico, es común que se necesiten millones de dólares de ingreso y el porcentaje de fracaso es mucho más alto que 98%.
Así que ¿cómo te enfrentas a eso? Los emprendedores genuinos dicen: !Eso no funcionó, ¿Qué aprendí de ello que pueda yo poner en práctica en mi siguiente startup?”. De esta manera, reduces el número de emprendedores porque cuando atraviesan por este proceso, muchos de ellos van a decir: “Cáspita, ¿sabes? Una de mis clientas dijo que si alguna vez yo buscara un trabajo debería ir a verla y la voy a ver ahora”. En otras palabras, la inestabilidad es otra cosa con lo que las personas no están tan cómodas.
Además, como emprendedor tienes que trabajar de día y de noche, y los fines de semana, no te puedo contar cuántas veces no recibí paga en el día de cobro, y algunas veces tenía que ir por la oficina preguntando “¿Podrías esperarte algunos días? pues estamos un poco cortos de dinero, te prometo conseguirlo la siguiente semana”. En absoluto emprender es para todos, y pienso que es ésta una de las fallas. En muchos de los programas gubernamentales que suponen que cualquiera que se inscriba en el programa puede ser un emprendedor exitoso; simplemente no es así.
¿Cómo deberían ser los programas de gobierno entonces?
—La mejor manera de dirigir este tipo de programas es hacer que la gente demuestre su dedicación. Si vas a hacer una startup de software y no sabes nada de programación de computadoras, ve a tomar al menos tres cursos de eso de manera que seas capaz de sostener una entrevista inteligente con los programadores que ya vas a contratar. “Haznos saber cuando hayas terminado con eso y entonces hablaremos un poco más, demuéstrame que de veras quieres hacerlo”.
Supongo que por su misma naturaleza, la mayoría de los programas gubernamentales tienen que ser gratuitos como son ahora.
¿Cuál sería su diagnóstico de los emprendedores mexicanos?
—Pienso que hay, realmente, un excelente progreso. Hay una gran parte de startups exitosas, lo cual anima a otros y al mismo tiempo crea un grupo de gente que es lo suficientemente popular como para dar de regreso algo de su tiempo, para darle entrenamiento personalizado a otros emprendedores.
Éste es un ingrediente crítico en el éxito empresarial: no se necesitan profesores sino gente con experiencia en startups exitosas. Y no sólo tienen que hablar de buenas experiencias porque las startups toman decisiones diferentes, algunas de vida o muerte. Si eres Bimbo y decides gastar en exceso en marketing o pones demasiada harina, lo reparas la siguiente semana, hay suficiente dinero, pero las startups están en una situación mucho más frágil. Emprender es un asunto de seguridad nacional, y necesitamos crear nuevos empleos de calidad en México, no estamos consiguiendo los suficientes ni remotamente para siquiera acomodar a los graduados universitarios del nivel uno, hay muchos empleados o desempleados. El tren está avanzando a cada vez más velocidad.
¿Qué pronostica para el futuro?
—Pienso que habrá, en un breve periodo, un grupo completo y abundante de startups que dejarán su negocio. Digamos que les cortarán el fondeo a las incubadoras o las principiantes, y ahora tendrás mucha gente sin trabajo, llevando a cuestas un fracaso.
Hemos visto ejemplos de esto en Estados Unidos, ahora mismo, como Square tuvo su oferta pública inicial en la Bolsa de Nueva York a la mitad de la valuación que los inversionistas privados le habían dado.
No tengo los números exactos, pero los inversionistas privados la habían valuado en 6 mil millones y la valuación pública fue de 2.9 mil millones. Los perdedores de esto no fueron los inversionistas porque tienen documentos protegidos, sino que los perdedores fueron los empleados de dicha startup, pues sus acciones quedaron valiendo una porquería comparadas con lo que deberían.
Como consecuencia, esto caerá en cascada primero desde las startups de miles de millones de dólares hasta las más pequeñas y no reducirá la valentía de los más sofisticados inversionistas tipo Kleiner Perkins sino del siguiente grupo, del más pequeño y frágil grupo de fondos para capital de riesgo y eso espantará a los ángeles inversionistas (los que invierten en empresas de reciente creación).
En abril de 2000, casi en una semana reventó la primera burbuja en la que todas las valuaciones fueron ridículas y todo mundo como que las subía para que se vieran mejor con una valuación artificial.
Fue casi como si hubieras apagado la luz: se detuvieron las inversiones, quebraron las compañías; tenía yo una empresa que iba muy bien la cual quebró porque seis de sus clientes fueron
a bancarrota.
Tengo la esperanza de que tal vez seamos más listos 15 años después y de que en esta ocasión sea más suave que como lo fue entonces pero fue brutal: miles y miles de personas en Nueva York, donde básicamente vivo, se quedaron sin trabajo, las compañías quebraron por docenas a diario.
Fue realmente triste. Y no fue la economía, la economía estaba bastante fuerte entonces.
De manera que mucha gente se preocupó, fue a buscar trabajo, porque incluso los emprendedores más serios estaban espantados: no podían obtener inversionistas, no podían conseguir gente que trabajara en las startups... y creo que vamos a ver más de esto de nuevo. Es una nota terriblemente infeliz con la cual terminar. Quizá México sobrevivirá a esto porque es todavía un jugador muy nuevo, relativamente, y tal vez no ocurra un impacto tan dramático aquí como sí lo es para Nueva York o Chicago.