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Su nombre se ha convertido en uno de los imprescindibles de la historia financiera y bancaria de España. Dedicado a dicho sector desde 1972, Francisco Luzón tiene entre sus logros haber fundado Argentaria en 1991, después de ser consejero ejecutivo del Banco de Vizcaya, del Banco Bilbao Vizcaya y presidente ejecutivo del Banco Exterior de España.
Su nombre ya no aparece en la prensa por su trayectoria financiera. Ahora, Francisco Luzón se escribe a escasos milímetros del término Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), y es que en 2013 se le comunicó que sufría dicha enfermedad, “cruel e incurable”, como él la define.
En el libro El viaje es la recompensa narra la lucha contra un cuerpo que se destruye, a la vez que viaja por los recuerdos de una vida.
¿Por qué ha decidido narrar en un libro su lucha contra la ELA?
—Porque las historias, cuando se comparten, resultan más enriquecedoras. El libro puede ayudar a la sociedad a entender mejor la enfermedad y puede ayudar a muchos compañeros de viaje a seguir adelante.
Ha adoptado un proverbio chino para el título, ¿qué significa?
—Que lo importante, lo realmente valioso en la vida, no es la llegada sino el camino. En él se encuentra toda la riqueza que podamos imaginar. La vida es un continuo ejercicio de superación; una sucesión de riesgos que llevan implícita la verdadera re compensa: los afectos, los logros personales o el valor de los verdaderos amigos.
¿La sociedad está suficientemente comprometida con la enfermedad? ¿Y las instituciones?
—La sociedad ni la conoce y las instituciones y poderes públicos y privados no se han volcado lo suficiente en la investigación y en la ayuda a los enfermos y sus familias.
Usted dice que todas las mañanas piensa en la muerte...
—Todos pensamos en la muerte. Y cuando se padece una enfermedad como la ELA, esos momentos aumentan. En mi caso, son los menos.
El libro aborda otros aspectos de su vida, más allá de la enfermedad, ¿qué pasajes destaca?
—Mi época de estudiante rodeado de un puñado de amigos que aún conservo. Y los primeros momentos en el mundo laboral, de aprendizaje y enriquecimiento. Y los momentos más significativos a nivel personal.
¿Cómo cree que ha cambiado la banca desde 1972?
—Empezó la transformación de todo un sector subdesarrollado, intervenido y sin competencia. Somos parte del sistema financiero mundial.
¿Ve justificado cierto descrédito hacia las entidades bancarias?
—Sí. La banca no piensa en los ciudadanos. La banca no tiene alma, sólo piensa en accionistas y en poder.
¿Cómo será España en el futuro?
—Tiene grandes fortalezas. Espero que los políticos no lo destruyan.