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El comisionado presidente de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), Guillermo García Alcocer sostuvo que “tenemos que acostumbrarnos a que los precios de las gasolinas y el diesel se calculen con referencias internacionales que son los que nos brindan los mercados con los que tenemos el mayor intercambio, concretamente con el norteamericano”.

En entrevista con EL UNIVERSAL, el funcionario subrayó que “no podemos estar ajenos en el mercado de los combustibles automotores al vaivén de los precios de las monedas”.

Cuestionado sobre el impacto de la depreciación del peso frente al dólar y su probable efecto en los precios de las gasolinas, Guillermo García Alcocer mencionó que: “Finalmente, compramos los insumos en alguna medida en el exterior y ni modo que no se reflejen porque se compran en dólares, en euros y cuando hay estos pequeños o grandes efectos temporales —del tipo de cambio— pues de alguna manera se verá reflejado en el costo de lo que compramos”.

“El precio de los combustibles se ve en cualquier parte del mundo en donde hay mercados libres, corresponde a los movimientos del tipo de cambio y obviamente también al precio del insumo”, detalló el comisionado presidente de la CRE.

Indicó que los precios van a tener que empezar a reflejar los costos de logística, porque hoy tenemos un precio único nacional.

“Lo que se pensaría que podríamos observar es alguna diferenciación de precios en términos de la logística; si estás muy pegadito a la costa o muy cerca de un gran centro productor, el costo de logística va a ser relativamente pequeño, pero si estás de repente en una isla, vas a tener que pagar por el costo de llevar la gasolina en barco”, comentó García Alcocer.

El funcionario consideró que es un tema de cultura: “Sí tenemos que reconocer que no es lo mismo llevar la gasolina a un gran centro urbano que a alguna periferia, creo que ahí va a haber alguna diferenciación de precio y espero que no sea muy significativa, pero sí importante para mandar la señal de precios”.

Incluso, agregó el comisionado, “si tu le dices a alguien, ‘oye ve a abastecer ese lugar’ y ese lugar no refleja la logística para llegar ahí, pues no hay un incentivo para invertir ahí y entonces nos vamos a quedar con zonas sin el abasto adecuado”.

En consecuencia los consumidores vamos a tener más opciones y en el caso de los proveedores que no nos den el servicio que demandamos, “pues los vamos a abandonar y esa va a ser una señal de mercado importante”.

Explicó que con base en la reforma energética se busca tener un mercado robusto de gasolinas.

En la Ley de Hidrocarburos se estableció que la liberalización de precios se iba a dar en 2018. Ahora, lo que propone el Ejecutivo, si así lo considera conveniente aprobar el Congreso, es que la liberalización se adelante un año, es decir, en 2017.

Esto es una buena noticia, porque lo que se espera para detonar las inversiones hacia adelante es que se pueda tener esta libertad de precio y condiciones adecuadas de competencia, recalcó García Alcocer.

La liberalización va ayudar a que se pueda materializar el anhelo de tener un mercado competido de gasolinas, que podamos tener buenos productos y esto va a permitir cubrir grandes objetivos, explicó.

El primero, mencionó, es proteger a los consumidores, “porque hoy en día no tenemos opciones, solamente tenemos una marca y un sólo tipo de servicio, aunque cuando las gasolineras son propiedad de distintos particulares, la realidad es que el producto y la configuración del servicio que nos brindan es el mismo”.

Por ello, en la medida en que tengamos mucho más oferentes, muchas más alternativas, vamos a tener competencia y mejores condiciones, abundó el comisionado.

En segundo lugar, se trata de fomentar la competencia entre distintas empresas para obtener mejores servicios, y la tercera es establecer un entorno propio para las inversiones.

Reconoció que la iniciativa privada ha manifestado a la CRE que hacen falta elementos de todo este rompecabezas que pueden en un momento dado detonar la inversión.

Actualmente, México importa alrededor de 550 mil barriles diarios de gasolinas, que representan más de la mitad del consumo nacional.

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